jueves, 21 de junio de 2012

Tributo a Máximo Inga Adanaqué (1952-2001)















Fotografías (de arriba-abajo): Archivo Gloria Joyce Supple.

1. Máximo Inga Adanaqué (1952-2001) sosteniendo su famosa obra: Jesús campesino. Circa 1998. 2. Crucifijo Jesús campesino. Cerámica modelada. Máximo Inga Adanaqué. Circa 1969. Chulucanas, Piura. 3. Crucifijo Jesús campesino en la vivienda-taller de Máximo Inga Adanaqué en La Encantada. Terracota y negativo. Circa 1969. Chulucanas, Piura. 4. Burrito con cabrita dentro de una alforja. Terracota refinada. Máximo Inga Adanaqué. 1974-1975. Chulucanas, Piura. 5. El parvulito o duelo por la muerte de un bebé. Terracota. Máximo Inga Adanaqué/ José Luis Yamunaqué. 1971-1974. Chulucanas, Piura. Dibujo: Gloria Joyce. 6. Dos mates o calabazas decoradas iniciales: a) Mate con iconografía Moche. Pirograbada, burilada, fondeada y rellena de tiza y cola. Máximo Inga Adanaqué. 1967.  Chulucanas, Piura. b) Limeta (calabaza o mate) con tema Inca. Pirograbada, burilada, fondeada y rellena de tiza y cola. Máximo Inga Adanaqué. 1967. Chulucanas, Piura. 7. Autoretrato. Lapa (calabaza o mate) pirograbada o quemada con la leña candente, burilada, fondeada y rellena de tiza y cola. Estilo “fotográfico” en pirograbado. Máximo Inga Adanaqué. 1969-1970. Chulucanas, Piura. Colección Clorinda Flores Chero viuda de Inga. 8. El Ché Guevara y Jesús. Mates pirograbados o quemados con la leña candente, coloreado con ácidos burilados, fondeados y rellenos de tiza y cola. Estilo “fotográfico” en pirograbado. Máximo Inga Adanaqué. 1969-1972. Chulucanas, Piura. 9. Máximo Inga y su conjunto de música. Lapa pirograbada o quemada con la leña candente, burilada, fondeada y fondo negro. 40 cm. x 40 cm. Máximo Inga Adanaqué. Circa 1970. Chulucanas, Piura. Colección Millie Morton (Canadá). Donado en 2006 al nuevo Museum of American Indian (Washington, EE. UU.) 10. Corte de pelo de un “churre” (infante) y Máximo Inga en silla de ruedas como padrino. Mate pirograbado o quemado con la leña candente, burilado, fondeado y fondo negro. Máximo Inga Adanaqué. Circa 1970. Chulucanas, Piura. 11. Dibujo del mate Corte de pelo y Máximo Inga en silla de ruedas como padrino. Dibujo: Gloria Joyce.12. Detalle de lapa: escena de procesión por la inauguración de la torre de agua junto a la capilla de La Encantada, Máximo Inga en silla de ruedas y su abuela Mercedes (vestido largo). Lapa pirograbada o quemada con la leña candente, burilada, fondeada y fondo negro. 30 cm. x 30 cm. Máximo Inga Adanaqué. 1969-1975. Chulucanas, Piura. 13. Detalle de la lapa anterior: el hogar de Máximo Inga y sus vecinos celebrando. Lapa pirograbada o quemada con la leña candente, burilada, fondeada y fondo negro. 30 cm. x 30 cm. Máximo Inga Adanaqué. 1969-1975. Chulucanas, Piura. Dibujo: Gloria Joyce. 14. Mate. Pirograbado o quemado con la leña candente, burilado, fondeado y fondo negro. Máximo Inga Adanaqué. 1970-1975. Chulucanas, Piura.


Por Gloria Cecilia Joyce Supple (*)


Máximo Inga Adanaqué (1952-2001) se presentó en el Centro de Salud de Chulucanas con síntomas de parálisis progresiva debido a una distrofia muscular en 1967 a la edad de 15 años. El médico jefe solicitó a su auxiliar, la religiosa Gloria Joyce Supple, para que asesore a Inga en cuanto al empleo de sus manos con el fin de que pueda sobrevivir. Ella lo llevó en 1967 al taller de otro joven alfarero, José Luis Yamunaqué Bermejo (1951- ) para que aprenda cerámica. Por entonces Inga vivía con su abuela Mercedes. 

Simultáneamente, en Chulucanas, a unos 4 km. del pueblo de Inga (La Encantada-Chulucanas), el gobierno abrió una pequeña Escuela Artesanal Chulucanas dentro de  una casa alquilada donde ofrecieron los cursos de corte-confección, cuero repujado, mates decorados y cerámica. No equiparon tal centro. El profesor de cerámica, sin horno y maquinarias, para poder mantener su puesto adquirió ollas de 25 talleres de alfareros y enseñó a sus alumnos a decorarlas con tallarines o fideos pegados y pintados con purpurina, además de pegar con recortes de revistas de colores.

Inga se matriculó en el curso de mates dirigido por un matero de Cochas (Junín) llamado Faustino Dorregaray, tío de Sixto Seguil Dorregaray, uno de los materos más destacados. Aprendió a burilar y fondear pero no siguió la temática tradicional del valle del Mantaro de la época, sino realizó temas Moche y en vez de fondo negro típico de Cochas, los norteños aprendieron a rellenar con tiza y cola. Para asistir a esas clases Inga tuvo que alquilar una carreta con un burro porque venía desde lejos y por eso no llegó a tener más de seis clases. Por el contrario buriló a su manera y desarrolló sus propias combinaciones, logrando crear algo jamás visto como el estilo “fotográfico” en pirograbado. También se había matriculado en el curso de cuero repujado.

Con el tiempo Inga desarrolló dos artesanías: la cerámica, bajo el adiestramiento de José Luis Yamunaqué en su hogar-taller de alfarería, y los mates decorados al estilo del norte peruano en la que decoró limetas para campesinos lugareños con la técnica del quemado o pintado con ácidos (2) y fondeado.

En 1968 ocurrió en Perú la revolución militar del general Juan Velasco Alvarado y los agrónomos izquierdistas sugirieron a Inga para que realice el tema de la “protesta social” al estilo de Edilberto Mérida de Cusco (campesinos y animales hambrientos) e Inga respondió. Mientras tanto Yamunaqué se fue a estudiar a Lima con seis becas y a Argentina, dejando a su hermana Teresa, quien sobrevivía de la elaboración de cerámicas escultóricas (1971).

En ese período militar se produjo la confiscación de varias haciendas y chacras donde los terrenos se quedaron sin riego y fertilizante, dejando a los campesinos desempleados y sin ingresos económicos. Ese abandono del campo duró unos 11 años (1968-1978). Un dia apareció el investigador del Ministerio de Industria, Turismo e Integración (MITI), hijo del pintor indigenista cajamarquino José Sabogal  D., llamado José Sabogal Wiesse, quien en 1977 contactó con Inga. Este investigador documentó el trabajo de Inga en varios artículos y en entrevistas de folclore norteño que se publicaron en el Correo de Lima (1977). A Sabogal le atraían los cuentos que Inga le transmitía para que se publiquen. También con la información obtenida de Inga y otros ceramistas este estudioso publicó dos tomos sobre Cerámica de Piura (CIDAP-Cuenca, Ecuador). Así es como lentamente el estilo de protesta social desarrollado por Inga derivaba hacia un estilo folclórico y de fiestas.

Máximo Inga siguió burilando bellos mates y modelando esculturas de cerámica, mayormente en terracota. Se inspiró durante su época de protesta social en realizar un crucifijo que representaba a JESUS CAMPESINO, un ejemplar fue presentado al Papa Juan Pablo II. Tal escultura presentaba una lampa y un machete formando la cruz y Jesús estaba vestido con un sombrero y ropa desgastada representando a un campesino hambriento y pobre, típico del caserío de La Encantada donde Inga residía. Esta iconografía creada por Inga se hizo muy popular que hasta se representaba en afiches de la época.

La parálisis progresiva lo debilitó e iba desmejorando con el tiempo el uso de sus músculos, especialmente tenía dificultad para respirar y usar sus manos. Inga viajó con Gerásimo Sosa a Texas y en los años 1990 a Miami para ser operado de traqueotomía.

Durante el Primer Congreso Nacional de Artesanos en Chulucanas, Máximo Inga dejó de existir el 10 de junio de 2001. En dicha ocasión los artesanos participantes asistieron a un enorme cortejo fúnebre en honor a Inga.

Dejó una viuda, Clorinda Flores Chero de Inga, tres hijas y un hijo. Una de sus hijas se interesó en decorar mates en 2007. Obtuvo varios honores y en 1999 recibió del Ministerio de Industria y Turismo la distinción de Gran Maestro de la cerámica.

Máximo Inga fomentó entre sus vecinos el aprendizaje de la cerámica para que siguieran sus huellas y entre 1980-1990 varias ONG’s los ayudaron creando unas 50 casas/tallares de cerámica chulucanense.

En el pueblito de La Encantada, entre la ex hacienda Huapalas y Ñomala, se localizaron restos de huacas y un cementerio Chimú y Vicús. En tal ex hacienda hoy se ve una huaca en donde se encuentra la capilla y detrás existe un cementerio saqueado por huaqueros que extrajeron objetos de oro y cerámica. Los huaqueros, algunos moradores de Ñomala, excavaron tales tesoros en 1965. Los ejemplares extraídos fueron adquiridos por la gente interesada de Chulucanas donde existen varias colecciones privadas de las culturas pre-colombinas Ñañañique-Vicús, Chimú-Tallán, Lambayeque-Inca.

Varios ejemplares de los mates burilados más detallados de Inga fueron donados en 2006 al nuevo Museum of the American Indian en Washington DC (EE.UU.) por la coleccionista de mates Millie Morton de Kingston, Ontario (Canadá). Junto a su esposo adquirió entre 8 a 10 mates decorados de Inga de la época de 1970. Uno de esos bellos mates es una lapa (calabaza cortada por la mitad y de base ancha) donde Inga está representado en su silla de ruedas y franjas de flora y fauna norteña. Ella, Millie Morton, en 1970-1971 conoció a un coleccionista de mates piuranos, el monseñor Miguel Justino Ramírez Adrianzén, ex párroco de Chulucanas en los años 1960. Recuerda haber visto en esa colección entre 80 o 100 mates piuranos para todo tipo de usos y con decoración diversa. Este monseñor le ofreció en venta su colección de mates norteños pero no lo adquirieron. En 1977 el monseñor entregó en donación su colección de cerámica Vicús al actual Museo Municipal Vicús, ubicado en la ciudad de Piura.  

En el libro de Mates Decorados del Perú de Jean C. Spahni (1969) se hace mención de los mates decorados del norte de Perú de Piura y Lambayeque. También existen ejemplares de mates en el Museo de la Cultura Peruana (Lima) provenientes de Piura, decoradas con una técnica particular como es la aplicación ácidos diluidos, que según el autor Jean C. Spahni son de tres colores de tres ácidos distintos. El origen de tal técnica al ácido hasta hoy no es muy claro, según José Sabogal D. Máximo Inga los utilizaba en sus obras mezclando con técnicas mixtas.

En cualquier mercado norteño observamos los mates floreados con tal tipo de decoración al ácido que se siguen produciendo y cultivando en lugares como Mórrope y Mochumí (Lambayeque), aunque hoy solamente se elaboran de dos colores, anaranjado y marrón oscuro. Se los venden en Catacaos.


(*) Asesora  Técnica  Chulucanas 1966-1973 y 1977-1981 en total 12 años. 


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