Agradecemos a todos nuestros seguidores y visitantes por su apoyo durante todo el año 2013. Les deseamos una Feliz Navidad y un Próspero Año 2014.
miércoles, 25 de diciembre de 2013
Feliz Navidad y Próspero Año 2014
Agradecemos a todos nuestros seguidores y visitantes por su apoyo durante todo el año 2013. Les deseamos una Feliz Navidad y un Próspero Año 2014.
miércoles, 11 de diciembre de 2013
Ruraq Maki, hecho a mano: catálogo de exposición (diciembre, 2013)
Catálogo
de exposición:
Ruraq
Maki, Hecho a mano. Exposición venta de arte popular tradicional. Lima: Ministerio de
Cultura de Perú, 2013.
Descargue el catálogo completo en:
Descargue el catálogo completo en:
Colección de arte popular del Museo del Banco Central de Reserva del Perú
1.
Petaca. Cuero calado. Sierra sur. Fuente: http://www.bcrp.gob.pe/museo/media-gallery/detail/50/971
2.
Cuy. Pintura sobre madera. Carmelón Berrocal.
Fuente: http://www.bcrp.gob.pe/museo/media-gallery/detail/50/546
3.
Illa-chacra. Piedra tallada. Sierra sur. Fuente: http://www.bcrp.gob.pe/museo/media-gallery/detail/50/868
4.
Músicos sobre mesa de trabajo. Maguey y pasta policromada. Abilio González. Junín.
Fuente: http://www.bcrp.gob.pe/museo/media-gallery/detail/50/713
5. Prendedor-gallo. Bronce. Sierra sur. Fuente: http://www.bcrp.gob.pe/museo/media-gallery/detail/50/933
6.
Joni Shomo. Cerámica modelada.
Shipibo-Conibo. Fuente: http://www.bcrp.gob.pe/museo/media-gallery/detail/50/539
7.
Frazada. Tejido de fibra de alpaca. Paruro-Cusco. Fuente: http://www.bcrp.gob.pe/museo/media-gallery/detail/50/540
Desde tiempos antiguos el hombre ha dado
respuesta a sus múltiples necesidades sociales, espirituales y materiales
mediante la creación de artefactos muy diversos, en tanto diverso ha sido el
medio geográfico, y la disponibilidad de recursos y de desarrollo técnico de
los grupos urbanos provincianos o comunidades agricultoras y ganaderas andinas
y pueblos amazónicos.
El arte popular
reproduce y recrea manifestaciones de la cultura materializada en objetos
utilitarios y ceremoniales, que agregan atributos de belleza y que surgen de la
experiencia de una colectividad, de su particular visión del mundo. Los
procesos de transformación social van a determinar el cambio de sentido, la
variación en contenidos y la evolución del diseño, advertido en la
modificación, renovación o substitución de algunos elementos por aquellos que
cobran un nuevo significado para el grupo.
La vitalidad de la
creación popular nos enseña acerca de la existencia de un Perú diverso con
manifestaciones artísticas plurales y diversidad de identidades, que hacen
imprescindible un diálogo intercultural como punto de partida para una práctica
de relaciones sociales más equitativas.
Las piezas que se
muestran en esta Sala constituyen una parte de la Colección Macera-Carnero,
entregada en préstamo de comodato a esta casa. La historia de la sociedad y de
la cultura, así como la continuidad del pensamiento andino, están representadas
en la presente selección de piezas provenientes de las regiones del centro y,
especialmente, del sur de los Andes peruanos. Corresponden mayormente al
período entre fines del siglo XIX y primeras décadas del XX.
(*) Texto
y fotos publicados originalmente en la página web del Museo del Banco Central
de Reserva del Perú.
Fuente:
jueves, 21 de noviembre de 2013
Nota: Exposición “Sumaq qaramanta – De la bonita piel” (*)
Baúl. Autor anónimo. Siglo XVIII.
Petaca. Autor anónimo.
Cuero calado.
Petaca.
Autor anónimo. Siglo XVIII. Sierra sur. Espectacular ejemplo de petaca calada,
con diseño de amarus, ciempiés y otros personajes míticos.
Petaca. Autor anónimo.
Cuero calado.
Colección de petacas en
miniatura. Siglo XVIII. Sierra sur. Armazón de listones de madera forrada en
cuero, con diseños calados y pespunteados.
Alforja de caballo. Autor
anónimo. Siglo XIX. Cuero con restos de pelaje, diseño de escudo nacional en
listones de cuero pintado en verde, rojo, azul y amarillo, cosido en alto
relieve.
Otra vista de la alforja de caballo. Autor
anónimo. Siglo XIX. Cuero con restos de pelaje, diseño de escudo nacional en
listones de cuero pintado en verde, rojo, azul y amarillo, cosido en alto
relieve.
Florón
de montura. Autor anónimo. Siglo XIX. Cuero repujado con diseño en alto relieve
de escudo nacional.
Hermosa exhibición de peletería y
talabartería huamanguina, en la cual se puede apreciar la evolución histórica
del trabajo realizado sobre cuero y pieles en el sur andino, en un recorrido
que incluye piezas de los siglos XVIII y XIX, hasta objetos confeccionados por
maestros contemporáneos.
La muestra, curada por la Dra. Rosaura Andazabal, abarca petacas de diversos tamaños, alforjas y monturas de caballo, bolsos, tapices de pared, etc. Todo esto, complementado con diversas infografías donde se detallan los procesos de curtiembre, técnicas y materias primas utilizadas.
La exposición va del 08 de noviembre al 20 de diciembre.
Lugar: Sala de Exposiciones del Colegio Real. Pasaje Simón Rodríguez 655, Lima (a un costado del Congreso).
Horarios: lunes a viernes de 9:00 am. a 5:00 pm.
(*) Publicado
originalmente en la página de facebook Arte
Popular del Perú en la colección de la familia Grillo.
Fuente:
Etiquetas:
Ayacucho,
Cuero,
Exposición,
Huamanga,
Peletería,
Seminario de Historia Rural Andina,
Talabartería,
Universidad Nacional Mayor de San Marcos
Inauguran exposición sobre arte ayacuchano en cuero (*)
C.U. 08-11-2013/ El arte del trabajo en cuero en la ciudad de Huamanga data de tiempos virreinales y está centrado en la elaboración de sillones y baúles. Su posterior desarrollo en las zonas rurales tendió no solo al uso del cuero de vaca, sino también de todo tipo de ganado para la elaboración de instrumentos musicales de percusión como las tinyas, bombos y tarolas, o para la confección de ojotas o sandalias y otros objetos de uso cotidiano como los almofreces.
Actualmente, muchos curtidores, peleteros y talabarteros de Ayacucho –que al 2011 representan el 5.3% del total de 656 artistas registrados en varias actividades– se orientan a repujar el cuero para cierta demanda en objetos de uso personal como monederos, billeteras, estuches, marcos, individuales, posavasos y llaveros, junto a otros de menor producción como sandalias, carteras, maletines, bolsos y zapatos, que se distinguen por su íntegra elaboración a mano. Poseen diseños calcados o directamente repujados sobre el cuero con disímil iconografía y motivos alusivos a las culturas Tiahuanaco, Huari, Nasca e Inca; a seres míticos y monstruosos; y en torno a la flora y fauna de sus respectivos lugares de origen.
En Huamanga, aunque se privilegia el uso del cuero de ganado vacuno, se trabaja también en los de ganado ovino, caprino y, en algunos casos, en los de zorros y chinchillas, que son de uso común en talleres que combinan la mano de obra familiar y foránea, como lo que han desarrollado artistas de reconocida y larga trayectoria, tales como el maestro peletero don Germán Córdova Gómez, en Arroyo Seco; y el Maestro talabartero don Elías Janampa Vallejos (V), en el barrio de Conchopata. Les siguen jóvenes valores que descienden de esa tradición talabartera de destacada factura como don Teodoro Quispe Alarcón, y don Alberto Garibay Cancho, discípulo de don Elías, quien aunque asentado desde 1997 en Huamanga, proviene del distrito de Querobamba, de la provincia de Sucre.
Por ello, el Seminario de Historia Rural Andina (SHRA), mediante la exposición Sumaq Qaramanta - De la bonita piel, busca destacar a grandes rasgos esta evolución histórica del uso del cuero y de las pieles, con el principal objetivo de preservar y poner en valor la peletería y talabartería que aún se desarrolla, con sumo esfuerzo, en la zona de Huamanga. La curaduría de esta muestra está a cargo de la historiadora Rosaura Andazabal Cayllahua, investigadora del SHRA.
La inauguración de esta exhibición de trabajos en cuero por artistas ayacuchanos fue el viernes 8 de noviembre a las 4:00 p.m. en la Sala de Exposiciones del Colegio Real, sito en pasaje Simón Rodríguez 655 Lima, al costado del Congreso de la República.
La exposición irá hasta el 20 de diciembre. Visitas de lunes a viernes de 9:00 a.m. a 5:00 p.m.
(*) Publicado originalmente en la página web de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos.
Fuente:
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Seminario de Historia Rural Andina,
Talabartería,
Universidad Nacional Mayor de San Marcos
Exposición Sumaq Qaramanta - De la bonita piel
Lugar: Sala de Exposiciones del Colegio Real,
pasaje Simón Rodríguez 655-Lima, al costado del Congreso de la República.
Fecha: 8 noviembre – 20 diciembre.
Visitas de lunes a viernes de 9:00 a.m. a
5:00 p.m.
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Seminario de Historia Rural Andina,
Talabartería,
Universidad Nacional Mayor de San Marcos
Moisés Balbín Ordaya (1937-2013), in memoriam
1.- Moisés Balbín Ordaya y su
esposa Teodora Santana Guerra. Archivo de Moisés Balbín Ordaya.
2.- Moisés Balbín Ordaya, dictando
clases de bordado tradicional del Valle del Mantaro. Fuente: http://radiomacondo.fm/2013/10/28/el-bordado-tradicional-de-chupaca-en-peru-esta-de-luto-el-maestro-moises-balbin-ha-fallecido/
3.- Moisés Balbín y su
colección de vestimenta de huaylarsh carnaval. Fuente: http://www.escuelafolklore.edu.pe/noti_wanka.php
4.- Anciana vestida con kotón en la calle Real de Huancayo. c. 1960. Archivo de Moisés Balbín Ordaya.
Por Sirley Ríos Acuña
MOISÉS
BALBÍN ORDAYA: DIFUSOR DEL USO DEL KOTÓN EN LAS DANZAS Y BAILES DEL
VALLE DEL MANTARO (*)
Moisés Balbín Ordaya nace el 7 de febrero de 1937 en San Juan de
Iscos de la provincia de Chupaca, Junín.
Hereda de su abuela materna, Juana
Pérez Cárdenas, una serie de conocimientos tradicionales que en la edad adulta le va permitir
transmitir a los suyos a través de la difusión y confección de vestimentas de
las danzas tradicionales del Valle del Mantaro.
Se inicia en el arte del bordado a la
edad de 15 años. Mientras observa los bordados de otros maestros se va
perfeccionando y creando un repertorio particular de motivos iconográficos que
tienen un sentido dentro del conjunto visual que Don Moisés sabe explicar de
manera detallada porque es parte de su vivencia andina.
Migra a Lima en 1954 y comienza a
participar en diversos elencos de danzas folclóricas para mantener viva su
identidad cultural. Integra como danzante en los grupos de la época: “Sol de
Chupaca”, “Panorama folclórico” y “Aquilino Ramos”. Hacia 1970 creó su
agrupación “Embajada Folklórica del Centro” desde donde difunde y propulsa el
uso del kotón wanka a través de la
práctica y enseñanza de danzas y bailes tradicionales del Valle del Mantaro.
Posee junto a su esposa Teodora
Santana Guerra, también bordadora, tejedora, costurera y danzante, una
importante colección de vestimenta tradicional del Valle del Mantaro que
pertenecen a las distintas variedades de kutunchas
surgido por los cambios ocurridos en distintas épocas y otro conjunto
mayoritario de trajes lo conforman los de carácter coreográfico: waylarsh agrario y de carnaval, chonguinada, tunantada, llamichada, tinyacuy, wayligia, huaconada, shapish,
jija, entre otros más.
Ha expuesto su colección de
vestimentas en importantes instituciones culturales como el Museo Nacional de la Cultura Peruana. Su incansable
labor de difusor de las manifestaciones culturales de Junín ha sido reconocido
con distinciones y premios otorgado por autoridades locales.
(*)
Texto extraído
de un artículo publicado originalmente el año 2007. Ver
el artículo completo en: Ríos Acuña,
Sirley. “Vestimenta e identidad en el Valle del Mantaro: la kutuncha.” Artesanías de América, 63-64 (julio
2007), pp. 213- 240. http://es.scribd.com/doc/73037154/Vestimenta-e-Identidad-en-El-Mantaro
Etiquetas:
Danza,
Indumentaria tradicional,
Junín,
Kutuncha,
Moisés Balbín,
Revista Artesanías de América,
Sirley Ríos Acuña,
Valle del Mantaro
jueves, 31 de octubre de 2013
Pedro González: la imaginación del imaginero (*)
1. Pedro González
Páucar. Fotografía de Jorge Jaime Valdéz. Fuente: http://suplementosolo4.blogspot.com.es/2013/03/columna-un-mundo-perfecto_26.html
Por Jorge Jaime Valdéz
Pedro González Páucar pertenece a una familia
de artistas. Heredó el arte de la imaginería de su abuelo, don Pedro Abilio,
maestro de la artesanía peruana. Justamente, esta semana, el Congreso de la
República y MINCETUR le otorgaron el Premio “Joaquín López Antay 2013” como uno
de los artesanos más destacados del Perú. Reconocimiento que tardó, pero que
llega con toda justicia por su enorme trabajo como artista de la imaginería y
cultor de una tradición que, en pocos lugares, aún se viene practicando.
Nació en Aza, un pueblito que pertenece a El
Tambo (Huancayo), creció rodeado de eucaliptos, retamas, maizales, sembríos
verdes y amarillos, y sobre todo del “ala” o maguey, soporte fundamental de la
imaginería, ese arte muy antiguo de modelar figurillas con yeso, tela encolada,
tierras de colores y mucha imaginación.
Desde niño, de juego en juego, aprendió del
abuelo, al igual que su hermano Javier, a darle vida al tronco del maguey para
crear un mundo lleno de color y formas. Están los habitantes del pueblo y sus
costumbres, los músicos, los danzantes, las imágenes religiosas, las Cruces de
Mayo y una galería enorme de personajes del Valle del Mantaro.
Pedro mantiene la tradición que es la esencia
de la artesanía. Desde joven se interesó por revalorar el rol de los artistas
populares, publicó, con un grupo de intelectuales, la revista “Kamaq Maki” (Mano creadora) de la
asociación de artesanos del mismo nombre, recordada por su aporte a la cultura
de la región. Ha expuesto en diversas galerías del mundo y, anualmente, viaja a
Santa Fe, Estados Unidos, a mostrar su arte a coleccionistas y amantes del arte
tradicional de todo el mundo.
Conoce, como pocos, de textilería y toda su
iconografía, tiene una interesante colección de máscaras de diferente factura,
además de que es una persona sumamente generosa, al igual que toda su familia,
pues la grandeza de espíritu también se aprende. “Pedrito”, para los amigos,
está siendo reconocido recién por el Estado peruano. Se celebró, hace poco, el
día del Artesano, palabra con tufillo peyorativo para nombrar a los “artistas
populares” que no tienen nada que envidiar a los cultores del arte canónico,
elitista u oficial.
Esperamos que este premio al estupendo
imaginero sirva de puente para que otros artesanos o artistas populares sean
valorados en su real dimensión y que nos permita, a los huancaínos, conocer y
acercarnos a su obra.
Ceremonia
de premiación
Con el premio "Joaquín López Antay
2013" fueron distinguidos, el pasado 21 de marzo, 12 de los más destacados
artesanos del país —en el marco de las celebraciones por el Día Internacional
del Artesano—, entre los que se encontraba nuestro único representante
regional: Pedro Gonzales Páucar. El reconocimiento se dió en la sala Raúl
Porras Barrenechea del Congreso de la República, con presidencia de la Primera
Vicepresidenta de la Nación, Marisol Espinoza Cruz, además del Ministro de
Comercio Exterior y Turismo, y la Directora Nacional de Artesanía. "Solo
4" fue el único medio local presente, y traerá mayor información para
ustedes en la próxima edición.
(*) Publicado
originalmente en el suplemento cultural Solo 4 del diario
Correo de Huancayo el 26 de marzo de 2013.
Fuente:
La faja, milenaria prenda andina (*)
1. Faja. Archivo Pedro
González. Fuente: http://suplementosolo4.blogspot.com.es/2013/04/la-faja-milenaria-prenda-andina.html
Por
Manuel
F. Perales Munguía
En los Andes, la actividad textil ha tenido
gran importancia desde la época misma de la llegada de los primeros seres
humanos a este territorio, tal como demuestran varios hallazgos que datan de
los tiempos del periodo Precerámico. A partir de entonces, con el transcurso
del tiempo, la textilería fue alcanzando paulatinamente niveles más altos de
expresión estética y calidad técnica, que se pueden apreciar en los magistrales
tejidos de pueblos como Paracas, Huari o Chancay.
En los tiempos del Tahuantinsuyo, los
textiles cumplían un papel central en la política, al ser considerados
elementos con los que se podían pactar acuerdos o sellar alianzas, entre
líderes locales y funcionarios del Estado. El propio Inca solía regalar prendas
muy finas, o ropa del tipo “cumbi”, a quienes le demostraban lealtad.
Por otro lado, en el aspecto mágico-religioso
y ritual, la ropa servía también como un recurso que protegía a su portador de
los malos espíritus o maleficios. En este sentido, gracias al estudioso John
Murra, hoy sabemos que cuando había enfrentamientos bélicos entre bandos
opuestos, se buscaba quitarle la ropa al enemigo, creyendo que con ello se le
causaba daño y se le podía vencer.
Un tipo de prenda que ha tenido una fuerte
presencia, como parte del vestuario de las poblaciones andinas prehispánicas,
es la faja, cuyo uso fue generalizado en el antiguo Perú, y lo es aún en
nuestros días. En cada región se le conoce con un nombre distinto e, incluso,
en la sierra central peruana esta diversidad de términos es destacable. Así,
por ejemplo, en Huancavelica se le denomina “chumpi”, en tanto que en el valle
del Mantaro es llamada “watraku” o “watruku”, según la zona en la que nos
encontremos.
En nuestra región, las fajas conservan aún
muchos de los atributos que tenían sus similares de tiempos prehispánicos. Por
ejemplo, todavía algunas de ellas se elaboran “por encargo”, con la finalidad
de entregarlas en calidad de obsequio a otra persona, con ocasión de alguna
celebración o acontecimiento especial. Asimismo, persiste todavía en varias
comunidades la convicción de que esta prenda es un elemento protector frente a
“daños” que podrían ser, eventualmente, causados por algún enemigo.
En el caso específico del valle del Mantaro,
el uso tradicional del “watraku”, en contextos rituales y de trabajo, es todavía
importante en varias comunidades, como se observa en las celebraciones de San
Lucas en octubre, que marcan el inicio de la siembra, o en las fiestas de
Santiago o “Tayta Shanti” en julio.
En el ámbito urbano, en ciudades como
Huancayo y localidades vecinas, la presencia de la faja se ha afianzado en
ocasiones como el tiempo de carnavales, donde esta prenda persiste aún como
elemento indispensable del vestuario del Huaylarsh Moderno.
Por todo lo expuesto, resulta evidente que la
faja es, quizás, la única prenda prehispánica que mantiene bastante vigencia
hasta la actualidad. Su presencia debe considerarse, entonces, como una muestra
clara de la fuerza y vigor de nuestra cultura andina, en el contexto actual de
globalización. Por eso mismo, debe rescatarse su valor como referente de
identidad para nuestros pueblos.
(*) Publicado
originalmente en el suplemento cultural Solo 4 del diario Correo de
Huancayo el 8 de abril de 2013.
Fuente:
Adiós, mamá Cancialina (*)
1. “Tengo grabada, en
mi corazón, la imagen de encontrarla sentada en su corredor, con el telar estirado
del poste a su cintura”. Fotografía Soledad Mujica. Fuente: http://suplementosolo4.blogspot.com.es/2013/04/adios-mama-cancialina.html
Por Pedro González Páucar
Cancialina Laureano Marín, la tejedora del “challpi wathrako” (faja
multicolor), partió de viaje a la eternidad el 6 de marzo. Su ausencia afecta
profundamente y enluta el arte popular. Nos indigna que, en vida, no haya sido
reconocida por autoridad alguna, siendo una de las más grandes exponentes de la
textilería tradicional Wanka y del Perú.
Desde 1979 hasta mediados del 90, nuestra querida Cancialina —junto a otros artistas renombrados— perteneció a la asociación de artesanos “Kamaq Maki”. Gracias a su talento, sus tejidos se encuentran en colecciones, estudios y museos de Europa, Japón y EE.UU. Ha sido más conocida y respetada en el exterior por especialistas en textilería que en el Perú, donde solo un puñado de admiradores y artistas la frecuentábamos.
Para apreciar y comprender el valor de su trabajo, se requiere tener cierta sensibilidad y conocimiento de su uso, reconocer sus texturas, conocer el leguaje de sus figuras, la aplicación de los tintes naturales a sus hilos y más.
Para los conocedores, las fajas de Cancialina siempre despertaron admiración por su alta calidad artística, por la complejidad de su técnica y la armonía de sus colores. Para tener una idea, una faja de 10 cm contiene como mínimo 840 hilos de urdiembre y, a lo largo de 190 cm, desfilan un sin número de figuras estilizadas conservando aun las estructuras prehispánicas.
Pocos fuimos los que tuvimos la suerte de conocerla y el privilegio de recibir, alguna vez, sabias lecciones de la lectura iconográfica de la faja. Con su español entreverado con “Wanka limay” (hablar Wanka) y su risa fácil, se dejaba entender, inspiraba afecto, respeto y ternura. Me temo que con ella perdemos a la heredera de un conocimiento que viene desde hace miles de años.
Cancialina nació en Viques, en 1926, fueron tres hermanas las que aprendieron el arte de tejer de su madre María Marín, y ella, a su vez, lo recibió de la suya, Antonia Sinche. Guardaba entre sus prendas, como una joya, la faja fina de “pampa” azul de su mamá (gastada los bordes por el uso) que, de vez en cuando, mostraba para usarla como modelo.
Me contó que a los 12 años ya dominaba la “kallwa” (telar de cintura) y, a los 17, se inició llevando a la feria dominical sus tejidos. Nunca tuvo un puesto, solo colocaba su manta en algún rincón y ofrecía su trabajo a los turistas. En los últimos años, continuó tejiendo, pero solamente por pedido.
Vivió en su casita de adobes y tejas, en la esquina de la plaza de Viques. Tengo grabada, en mi corazón, la imagen de encontrarla sentada en su corredor, con el telar estirado del poste a su cintura, concentrada con los dedos en la urdiembre, haciendo el “aklay” (selección de los hilos para la figura). Mamá Cancialina trabajó hasta que se derrumbó el techo de su habitación principal y, con ello, se desprendió el poste del corredor, por lo cual ya no pudo «estirar su urdiembre». Los últimos años, los pasó quejándose de sus hijos que no repusieron la columna para proseguir con su arte.
Con el viaje sin retorno, cierra una etapa y deja el camino de la creación a su hija Blanca Huamán (ganadora de un concurso nacional de tejidos el año pasado), para seguir las huellas de su extraordinaria madre. Esperamos que así sea.
(*) Publicado originalmente en el suplemento cultural Solo 4 del diario Correo de Huancayo el 8 de abril de 2013.
Fuente:
Desde 1979 hasta mediados del 90, nuestra querida Cancialina —junto a otros artistas renombrados— perteneció a la asociación de artesanos “Kamaq Maki”. Gracias a su talento, sus tejidos se encuentran en colecciones, estudios y museos de Europa, Japón y EE.UU. Ha sido más conocida y respetada en el exterior por especialistas en textilería que en el Perú, donde solo un puñado de admiradores y artistas la frecuentábamos.
Para apreciar y comprender el valor de su trabajo, se requiere tener cierta sensibilidad y conocimiento de su uso, reconocer sus texturas, conocer el leguaje de sus figuras, la aplicación de los tintes naturales a sus hilos y más.
Para los conocedores, las fajas de Cancialina siempre despertaron admiración por su alta calidad artística, por la complejidad de su técnica y la armonía de sus colores. Para tener una idea, una faja de 10 cm contiene como mínimo 840 hilos de urdiembre y, a lo largo de 190 cm, desfilan un sin número de figuras estilizadas conservando aun las estructuras prehispánicas.
Pocos fuimos los que tuvimos la suerte de conocerla y el privilegio de recibir, alguna vez, sabias lecciones de la lectura iconográfica de la faja. Con su español entreverado con “Wanka limay” (hablar Wanka) y su risa fácil, se dejaba entender, inspiraba afecto, respeto y ternura. Me temo que con ella perdemos a la heredera de un conocimiento que viene desde hace miles de años.
Cancialina nació en Viques, en 1926, fueron tres hermanas las que aprendieron el arte de tejer de su madre María Marín, y ella, a su vez, lo recibió de la suya, Antonia Sinche. Guardaba entre sus prendas, como una joya, la faja fina de “pampa” azul de su mamá (gastada los bordes por el uso) que, de vez en cuando, mostraba para usarla como modelo.
Me contó que a los 12 años ya dominaba la “kallwa” (telar de cintura) y, a los 17, se inició llevando a la feria dominical sus tejidos. Nunca tuvo un puesto, solo colocaba su manta en algún rincón y ofrecía su trabajo a los turistas. En los últimos años, continuó tejiendo, pero solamente por pedido.
Vivió en su casita de adobes y tejas, en la esquina de la plaza de Viques. Tengo grabada, en mi corazón, la imagen de encontrarla sentada en su corredor, con el telar estirado del poste a su cintura, concentrada con los dedos en la urdiembre, haciendo el “aklay” (selección de los hilos para la figura). Mamá Cancialina trabajó hasta que se derrumbó el techo de su habitación principal y, con ello, se desprendió el poste del corredor, por lo cual ya no pudo «estirar su urdiembre». Los últimos años, los pasó quejándose de sus hijos que no repusieron la columna para proseguir con su arte.
Con el viaje sin retorno, cierra una etapa y deja el camino de la creación a su hija Blanca Huamán (ganadora de un concurso nacional de tejidos el año pasado), para seguir las huellas de su extraordinaria madre. Esperamos que así sea.
(*) Publicado originalmente en el suplemento cultural Solo 4 del diario Correo de Huancayo el 8 de abril de 2013.
Fuente:
martes, 10 de septiembre de 2013
Cancialina Laureano y su herencia patrimonial (*)
1. Cancialina Laureano. Archivo Pedro González. Fuente: http://suplementosolo4.blogspot.com.es/2013/04/cancialina-laureano-y-su-herencia.html
Por María Elena del Solar D.
Una de las fuentes primordiales para la
comprensión de la transcendencia del tejido en el mundo prehispánico fue
escrita por el etnohistoriador, de origen ucraniano John Murra, en 1962, quien,
más allá de la virtuosidad técnica de los “cumbicamayoc”,
destacó la importancia de la función cumplida por los textiles en todas las
esferas de la sociedad inca.
Más adelante, diversas perspectivas en la
aproximación al estudio de los tejidos andinos han producido notables avances
en el conocimiento de las técnicas, de las funciones económicas, sociales,
rituales e ideológicas, tanto como en sus cualidades estéticas y de
representación iconográfica. Todas conducen al entendimiento de la alta
complejidad técnica, así como simbólica, de los tejidos andinos.
Tramadas en el mismo telar de tradición
andina, de varillas móviles y una estructura extremadamente simple, las
fajas del valle del Mantaro, llamadas “watraku” en
lengua huanca, constituyen una hermosa muestra de la persistencia de una prenda
antigua, que hombres y mujeres del campo continúan vistiendo cotidianamente.
Aunque el modelo de faja que conocemos implica una combinación de probables
diseños prehispánicos, coloniales y republicanos, la técnica de producción
conserva la tradición del tejido en telar de cintura de origen prehispánico,
recontextualizada en procesos modernos como son la extrema movilidad
poblacional, y la migración y expansión de los mercados de la región.
La construcción de la memoria nos refiere a
problemas no solamente de la tradición sino también de las diversas maneras de
su transmisión. Por lo general, su confección está a cargo de las mujeres, con
algunas pocas excepciones, y la transmisión de este conocimiento especializado
se da en el espacio familiar, donde hoy encontramos a niñas de doce años
expertas en su producción, que además contribuyen con su venta al ingreso
familiar.
Lo interesante aquí es resaltar procesos
internos, o desde adentro, asociados a la consolidación de una identidad local,
donde se reconfiguran y recrean elementos que van a representar, de manera
notable, al grupo.
Desde las últimas décadas, esta tradición
rural del empleo de fajas de cintura, extrapolada a la esfera urbana, ha
entrado en gran vigencia influyendo de manera notable en su consumo local, como
parte imprescindible de la vestimenta que acompaña los eventos performativos de
la identidad huanca, entre la multitud de jóvenes danzantes de Huaylarsh. Éstos
compiten en importantes concursos desarrollados en los diversos distritos de
Huancayo y Lima, en la temporada de carnavales.
Es decir, no es la estandarización de una
prenda destinada a su comercialización como recuerdo de una visita al Perú, es
más que eso, es su incorporación como parte de una vestimenta que identifica a
quien la porta como miembro de un territorio particular y de una comunidad
étnica.
Conocí poco a doña Cancialina Laureano
—magnífica tejedora de fajas— en el ámbito de la Asociación “Kamaq Maki”,
extraordinario proyecto que logró rescatar y revitalizar muchas de las líneas
artesanales más representativas del valle del Mantaro, allá por la década de
los 80, gracias al tesón y entrega de doña Francisca Mayer y del equipo de
artistas populares que la acompañaron sin desmayo. Las finas fajas tejidas por
doña Cancialina lograron preservar la calidad de los diseños, en la justeza de
las proporciones y la delicadeza de las tonalidades naturales, que destacaban
el dibujo sobre el fondo listado.
Nadie como ella para mantener generosamente
dispuestos los 840 hilos de la urdimbre —cuando el patrón actual alcanza
escasamente los 440— distribuidos en los tres lisos que controlan los sectores
de color. Otra excelencia de la diestra tejedora ha sido el mantenimiento y
transmisión de este particular sistema de ideas, que configura una lógica
matemática para escoger los pares de hilos y desarrollar los dibujos, desde la
memoria, en las dos caras de las urdimbres complementarias.
Cancialina Laureano nunca recibió un homenaje
oficial en vida, ella tejía recreando la cultura heredada de sus padres y
estaba orgullosa de su tarea. Su aporte como portadora de la memoria del tejido
tradicional huanca, recogido afortunadamente por su hija Blanca Huamán, abre
perspectivas para incorporar este importante conocimiento especializado del
tejido de fajas, de la zona sureña del valle, al gran panorama cultural e
histórico del Mantaro y al mapa textil del país, reivindicando su valor
patrimonial.
(*) Publicado
originalmente en el suplemento cultural Solo 4 del diario Correo de
Huancayo el 8 de abril de 2013.
Fuente:
lunes, 2 de septiembre de 2013
Ayacucho nació todo el arte. Entrevista a Jesús Urbano Rojas, maestro retablista ayacuchano (*)
Hay bastante nombre de Jesús Urbano
Yo me llamo Jesús Urbano Rojas, hay varios “Urbanos”, mi nieto, mi hijo, bisnieto, también otros sobrinos que están bautizándose con el nombre, que se les ha bautizado. Hay bastante nombre de Jesús Urbano, pero Rojas, el único que soy yo, que soy como 78 años de vida que llevo y ahora estoy recuperando de mi enfermedad que me agarró, derrame cerebral, pero Dios es grande, Señor Rasuhuillca, Señor Tayta Orqo, Apu Orqo, cerro poderoso, Dios Huamaní, estar diario con dios Huamaní. Yo pedía: ¡Señor Apu Orqo, así me vas a dejar!
Eso lo traen en Ayacucho los españoles
Primer retablo aparece en Ayacucho, como todos ustedes saben aparece siglo XVI -XVII, eso lo traen en Ayacucho los españoles. Así es que el español empezaba a hacer la iglesia siglo XVI - XVII, más o menos ya van terminando la iglesias. Primero terminan la iglesia y después de terminar la iglesia empiezan los camarines, los púlpitos, los alabastros de madera, tallados en madera y hacían alabastros en plata, hacían maderas tallados. Primerito –bajo documental estoy hablando, no estoy mintiendo– empezaron a tallar en madera, después de tallar en madera finuras en los púlpitos de Ayacucho, después aprendieron a tallar en mármol, lo trajeron de España el mármol.
Y un momento a otro, como el cura exigía no deben adorar al cerro, no deben adorar a la Pachamama, no deben adorar donde se descansa la gente, lo prohíbe totalmente. El cura decía, si ustedes mienten se van al infierno, si es de verdad avisan, serán salvos. Y la gente ignorante, era gente que no sabía nada, todo en su confesión, todo lo que sentía, todo lo que sabía, todo lo que oía avisaba al cura. El cura especialmente muy orientado en quechua, sabía quechua para poder relacionarse con la gente y fácil era para el cura interpretar qué cosa hablan.
Y un momento a otro, como el cura exigía no deben adorar al cerro, no deben adorar a la Pachamama, no deben adorar donde se descansa la gente, lo prohíbe totalmente. El cura decía, si ustedes mienten se van al infierno, si es de verdad avisan, serán salvos. Y la gente ignorante, era gente que no sabía nada, todo en su confesión, todo lo que sentía, todo lo que sabía, todo lo que oía avisaba al cura. El cura especialmente muy orientado en quechua, sabía quechua para poder relacionarse con la gente y fácil era para el cura interpretar qué cosa hablan.
Hacía hervir el níspero
Primer retablo hacían en piedra de Huamanga, alto relieve, entre éstos los viajeros, los arrieros no podían llevar uno, dos, tres para hacer trueque en las faldas, ahí viven los ganaderos, ahora viven los ovejeros, porque la lana en altura crece, en el frío. Tenían pedidos para vaca, para ovejas, pedían. Como piedra de Huamanga pesaba duro, un peso fuerte, no podían llevar mucho.
Dicen que la señora, la abuela de don Joaquín López, lo sacó eso pero ahí viene todavía otros artistas, vienen varios descendientes retablistas más antiguos y esos aquella fecha trabajaban en níspero. Ese artista inventó como chancaca, hacía hervir el níspero, la pulpa, cuando ponía en la cuchara al fondo ya no se movía, ahí está como estaca en su punto y el maestro ya sabía en qué punto está, ya está el color y todo, después lo sacan haciendo hervir en un hoyito con huequito, ahí echaban agua, la olla caliente, tanto hervir, esa olla lo ponía al barrito para que la olla no se raje o se queme el níspero. Así con eso la señora hacía amasamiento, llegaron al punto, llegaron a su plasticidad de níspero. Ahora están haciendo con harina de trigo, yo no miento, todos trabajan harina trigo, a la vista, el color.
Así planos hacían San Marcos, una piedra plana, pero alto relieve, figuritas que tenían y la pasta preparada con mucho cuidado lo sacaron, todas las figuritas, todas las figuras que contenía cajón de San Marcos.
Hay los santos San Marcos, San Antonio, San Lucas, Santa Inés. Ese protege los animales, Watasa Santun. Primera parte contiene el hacendado, el gamonal, donde está pidiendo cuenta, Cuando toma el dueño la sangre de toro en el cañazo, entre eso se mezcla.
Los santos deben estar arriba porque son santos
Hay los santos: San Marcos, San Antonio, San Lucas, San Juan, Santa Inés, ese protegen los animales, Watasa Santun, como el padrillo de las borregas, hay un padrillo que dicen patrón de las ovejas, eso no se puede matar, tienen que cuidar ese padrillo, ponerle su adorno, en chinchipuy cortar las orejas y así empezaron a hacerlo este San Marcos.
Ya cada uno dividido, San Marcos, San Lucas, todos los cinco santos patrones. Ellos imaginaron: porque los santos debe estar arriba porque son santos, hanan pacha la parte arriba; la parte abajo imaginaron ellos y acá va a ser el gamonal en la chacra, hacendado lo pusieron ahí con todas sus figuras, ahí está su mujer, está zorrino, colocando, separando los animales del ganado. Abajo está kay pacha, está el hacendado con sus animales mágicos. Mágicos, es que todo en el mundo sabemos que mágico porque están plasmados los animalitos pequeños, la vizcacha, la perdiz, el zorrino, zorro y están pegados en el cerro, están más pegados al cerro, en el monte del cerro más viven esos animales, por eso dicen que es mágico, retablo mágico por esos animalitos que existen.
Como era ya pintadito, sombreado ya salió más vistoso, ya no blanco nomás, sino todo color a los animales, a San Antonio su vestido, San Marcos su vestido en color vivo y eso dieron más los ganaderos. Hacían pedido a los arrieros los ganaderos, en sus jato, en su posada hacían juntar. Ellos ponían en el toqo, se llama, ahí bien envuelto con franelas, bien adornado en ese hueco lo ponían.
Maska musaq llamkayta, llamkayta maska musaq
Kaypawan mikusan
Kaypawan pachakusan
Vas jugando sin hacer pegar a la mano y a la mesa
Vas mezclando yeso, más yeso, vas jugando sin hacer pegar a la mano y a la mesa, así vas siguiendo ya, así con la planta de la mano empieza a hacer un tronquito, también sin hacer tocar a la mano, ni a la mesa y un poquito yeso y con eso va madurando y madurando. Después ya llega a su plasticidad para eliminar, para aumentar el yeso. Amasando duro, para eso hay que calcular, sólo hay que calcular en su plasticidad, con el calor de la mano se seca, después pedazo en pedazo qué cosa vas a sacar, una figurita, dices después una figurita, con la mano nomás haces un trocito y lo pones al molde. Eso sí, del molde hay que tener cuidado, nunca debe salir del molde sino te has pegado al molde, apenitas debe alcanzar al ras.
Con molde se dice cuestión religiosa, López Antay ha trabajado hasta su vejez sólo a molde, santos de las vacas, modelo religioso. Yo tengo una cantidad de moldes, de antiguos, de modernos.
Antes se pintaba, primero era achiote, después palillo, cochinilla, combinando se saca azul, rápido se saca con rojo, de las flores azules sale, medias moradas que hay, eso sale. Esas campanilla que hay…le coges eso, lo mueles en batancito bien molido con trapo ¡agarra!
He andado pago en pago, barrio en barrio, pueblo en pueblo
A mí me ha dado un pergamino el Instituto Nacional de Cultura cuando estaba en Ancash todavía, ahí me reconocieron, cuando hice un retablo costumbrista en Wari con las jaranas. Yo he sido viajero y he andado pago en pago, barrio en barrio, pueblo en pueblo, he andado durante ocho meses, nueve meses, estaba en el cerro. Así yo capté primera comida típica de cada pueblo, sus vestimentas de cada pueblo, sus instrumentos musicales de cada pueblo, el toque de waqrapuqu, el sonido cómo cambia.
Como ya en mi colegio, en mi escuela enseñaba, ya había muchos hábiles, y empezaron a trabajar, muchas veces empezaron a falsificar por negocio. Yo soy enemigo, si una persona hace sin sentido, ¿por qué está plasmando? Yo podía denunciar públicamente. Bueno, nacimiento pueden hacer, yo tengo nacimientos aquí.
Jesús Urbano Rojas es el primer retablo costumbrista. Fiesta de Cruz de mayo. Yo creo en el poder de este santo. La gente más chiquita contrasta. Así yo capté primera comida típica de cada pueblo, sus vestimentas de cada pueblo.
Gratis podría ser la escuela
No me descanso, estoy ahora sanándome de mi enfermedad. Nunca he sido envidioso, orgulloso, sólo he querido yo que alguien aprende por eso he hecho una escuela gratuita, con mi propia plata, cuando tenía plata, una escuela en Ayacucho. Ahora esa escuela vive al servicio de la comunidad. Ayacucho era cuna de los artesanos, Ayacucho nació todo el arte, ahí había todo. Cuando he ido a casi todo el mundo, regresé y ahora tengo plata, podía hacer una escuela gratuita, gratis podría ser la escuela y todos se rieron y todos me carajearon, todos me dijeron loco, “Urbano loco”, mi apodo era loco, pero mi capricho me llevó. No es cosa de otro mundo, cuando la persona se decide, me voy a hacer, mis decisiones se ha cumplido. Y así empecé en mi casa grande, allí funcionó siete especialidades. No me descanso, estoy ahora sanándome de mi enfermedad. Nunca he sido envidioso, orgulloso, sólo he querido yo que alguien aprende por eso he hecho una escuela gratuita, con mi propia plata, cuando tenía plata, una escuela en Ayacucho. Ahora esa escuela vive al servicio de la comunidad. Ayacucho era cuna de los artesanos, Ayacucho nació todo el arte, ahí había todo. Cuando he ido a casi todo el mundo, regresé y ahora tengo plata, podía hacer una escuela gratuita, gratis podría ser la escuela y todos se rieron y todos me carajearon, todos me dijeron loco, “Urbano loco”, mi apodo era loco, pero mi capricho me llevó. No es cosa de otro mundo, cuando la persona se decide, me voy a hacer, mis decisiones se ha cumplido. Y así empecé en mi casa grande, allí funcionó siete especialidades.
Genoveva Núñez
Cada figura que se hace, hay que hacerlo con un significado pensando
La cultura es algo que a los niños los abre más la inteligencia, tanto como a la gente mayor también le sirve de terapia. Una terapia es porque ahí se relajan y van creando maravillas de su propio talento que tienen guardado adentro, lo van sacando eso. Sea la belleza de adentro o lo que tiene algo de amargura y allí lo va plasmando y es una cultura y cada figura que se hace, hay que hacerlo con un significado pensando. Yo aprendí con mi marido cuando me casé. Si le ayudo un Después pedazo en pedazo vas a sacar una figurita.
Entrevista realizada por Rocío Corcuera y Lorena
Best.
Fotografías de Rocío Corcuera y Harry Tarazona.
(*) Publicado originalmente en la página
web Red Educación Arte e
Interculturalidad (http://www.redeaiperu.org/blog/?cat=2)
que no está disponible al día de hoy.
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