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martes, 2 de octubre de 2012

Los dulces y panes para los difuntos de Pomabamba


Fotografía:
1. Los pomabambinos preparan panes en diferentes figuras y dulces de higo y durazno para rendir homenaje a sus seres queridos que partieron de este mundo. RPP/ Lizzet Paz.


Por Yanet Reyes, RPP


El Día de los Difuntos se celebra en diferentes países. En esta fecha se ponen de manifiesto diferentes costumbres y formas particulares de recodar a aquellas personas que partieron de este mundo y hoy gozan de la gloria de nuestro Señor.

Las provincias ubicadas en la sierra de la región Áncash como Pomabamba, aún mantienen sus arraigadas tradiciones para conmemorar a quienes pasaron a mejor vida. Estas tienen que ver con la elaboración de sus platos favoritos, panes, dulces, bebidas, entre otros detalles que conocerá en los siguientes párrafos.

La preparación del pan y el dulce de higo y de durazno
En Pomabamba, llamada también “La Ciudad de los Cedros”, la población comienza a prepararse para esta fecha con varios días de anticipación, con la compra de harina de trigo y de maíz, para preparar los panes en diferentes formas como animales, muñecas, flores, entre otros objetos que hayan sido del agrado de los fallecidos.

Los pomabambinos acompañan los panes con dulces de higo y de durazno, los cuales colocan sobre una mesa cubierta con impecable mantel blanco en cada una de sus casas, en la noche del uno de noviembre a la espera de la llegada de sus seres queridos que partieron a la otra vida, quienes, aseguran, se deleitan con estos manjares.

El agua bendita
Ese mismo día en la mañana decenas de personas llevan recipientes con agua mezclado con sal para que sean bendecidos por el párroco durante la celebración eucarística, que se realiza en la iglesia matriz San Juan Bautista, denominada kaway misa o misa de los vivos.

Mientras tanto, el Cementerio General de Pomabamba Huampo Cruz se prepara para recibir a las familias de la misma ciudad y de los alrededores en esta fecha tan especial. Sus exteriores son abarrotados por comerciantes de flores y de comida, quienes ofrecen una variedad de platos típicos, como por ejemplo el picante de cuy infaltable hasta en esas ocasiones, acompañado de la chicha de jora.

El acompañamiento de un cantor
Los deudos rinden homenaje a sus difuntos colocando flores con agua bendita y hay quienes contratan los servicios de un cantor, que acompañado de un violín o sin él entona salmos dedicados al perdón de los pecados.

El profesor de música y artes plásticas del instituto pedagógico de Pomabamba y también cantor de la iglesia matriz, Jorge Álvarez Matos, señala que son 20 cantores quienes trabajan ese día en el camposanto.

“Algunos nos piden una canción pequeña y otros, un especial que dura más tiempo en español y en quechua”, refiere el docente, al mencionar que en ese momento los deudos comienzan a recordar con tristeza a sus seres queridos.

El banquete final en memoria de los muertos
Cuenta que luego de visitar el cementerio, las familias pomabambinas regresan a sus casas a comer los panes, dulces y hasta algunos potajes que prepararon para complacer a sus difuntos.

Quizá los que se fueron, o como dicen pasaron a mejor vida, ya no volverán a probar estos manjares, pero, seguramente, se sienten contentos porque, de alguna manera, permanecerán por siempre en el corazón de sus seres queridos.


Fuente:



viernes, 13 de julio de 2012

La tradición de una visita nocturna a un cementerio de Cajamarca



Fotografías (de arriba-abajo):
1. Lápida popular del cementerio San Francisco del centro poblado de Huambocancha (Cajamarca). 2011. Fotografía: Armando Chilón. Fuente: http://www.rpp.com.pe/2011-10-22-la-tradicion-de-una-visita-nocturna-a-un-cementerio-de-cajamarca-noticia_415282.html.
 2. Cementerio San Francisco con lápidas multicolores. Fotografía: Pablo Solórzano. Fuente: http://labrujuladelazar.blogspot.com.es/2012/03/san-francisco-de-huambocancha.html


Por Luis Asencio


Cuando llega la fiesta de Todos los Santos los deudos visitan a sus seres queridos en el cementerio durante el día, esto como parte de las tradiciones; sin embargo, al norte de Cajamarca, a unos 15 minutos de distancia, existe el centro poblado de Huambocancha donde la visita a los seres queridos en el cementerio se realiza en la noche.

José Tafur Flores es un poblador de la zona y nos cuenta que una de las tradiciones en Todos los Santos es visitar a los difuntos pero en horas de la noche, para lo cual se le lleva flores, coronas, velas y también la famosa ofrenda.

La visita nocturna al cementerio San Francisco de Huambocancha no solo es para cumplir con el acto ceremonial, sino también para realizar la limpieza y arreglo de las tumbas, nos cuenta José Tafur, quien a la vez dice que la fecha de Todos los Santos es como si fuera el cumpleaños de los difuntos.

“Existe la creencia que el alma de los difuntos regresa a su tumba, y en la víspera del 2 de noviembre todo debe estar ordenado y limpio, y esta es una de las razones para asistir al cementerio en horas de la noche”, nos comenta.

El acto de velar a los familiares y amigos muertos puede durar varias horas, tiempo en el cual la familia se dedica a recordar las cualidades y defectos de aquellas personas que ya no están presentes en este mundo, allí se suele llevar las tradicionales ofrendas que son los alimentos y bebidas preferidas por el ser querido que partió al “más allá”.

Algo que llama la atención en el camposanto, no solo es la delicadeza con la que fueron talladas las lápidas, sino también su colorido con el cual se expresa que no solo se recuerda a los difuntos con tristeza sino con alegría porque ya goza de una mejor vida.

Al cementerio San Francisco lo protege un cerco de piedras y pencas, por ello José Tafur pidió a las autoridades locales que se preocupen por proteger este lugar, porque no solo se trata de un cementerio, sino también convertirlo en un nuevo atractivo turístico.

Huambocancha es una de las localidades que ganó renombre a nivel nacional por los destacados artesanos que tiene, quienes tallan con tal habilidad a la piedra y la convierten en una verdadera obra de arte, por ello incluso se los conoce como los hombres de la “Raza de Piedra”, en referencia al trabajo del tallado.



martes, 10 de julio de 2012

Las expresiones sitoplásticas de Todos los Santos y Día de los difuntos* (extracto)

















Fotografías (de arriba-abajo):
1. Portada de la revista Ñawinpukio, Nº 2. 2. Editorial de la revista Ñawinpukio, Nº 2. 3. Índice de la revista Ñawinpukio, Nº 2. 4. Primera página del artículo. 5. T’anta wawa. Huancavelica. 1996. Dibujo a tinta: Sirley Ríos Acuña (SRA.). 6. T’anta wawa. Andrés Santé. Huancavelica. 2000. Fotografía: Cornelio Aguayo Pacheco. Archivo SRA. 7. T’anta wawa. Pasco. 1998. 8. T’anta wawa. Ancash. Dibujo a tinta: SRA. 9. T’anta wawa. Apurímac. Dibujo a tinta: SRA. 10. Llamas. Pasco. 1998. 11. Jinete. Andrés Santé. Huancavelica. 2000. Fotografía: Cornelio Aguayo Pacheco. Archivo SRA. 12. Caballo. Puno. c. 1996-1998. Dibujo a tinta: SRA. 13. Paloma. Puno. c. 1996-1998. Archivo SRA. 14. Ardilla. Puno. c. 1996-1998. Archivo SRA. 15. Corazón. Arequipa. Dibujo a tinta: SRA. 16. Matrimonio. Pasco. 2005. Archivo SRA.



Por Sirley Ríos Acuña


Las celebraciones de Todos los Santos y Dia de los Difuntos, realizados el 1° y 2° de noviembre, genera una  serie de preparativos y ceremonias ritual-tradicionales que provienen de épocas prehispánicas unidas a una tradición cristiana católica impuesta por los españoles.

Se realizan en todos los pueblos y cada uno presenta su particular manera de festejarlo, evidenciando así la diversidad cultural existente en nuestro país.

Representan simbólicamente la vida y la muerte a la vez, ambos complementados. Todos los Santos es la celebración de estar vivos, en tanto que el Día de los difuntos es el homenaje de los vivos a los muertos. Se muestra una vez más un carácter dual, constante en la sociedad andina.

Precisamente para estas fechas las familias rurales y urbanas acostumbran preparar una variedad de comidas, dulces, panes especiales y bebidas preferidas en vida por el difunto, las cuales junto a otras cosas de especial simbolismo forman parte de las mesas, como ofrendas a las almas que vienen a disfrutar el banquete.

Aquellos panes especiales llamados t’anta wawas, t’anta achachis, t’anta caballo y una serie de nombres, que acaso sean una continuidad de los sancos prehispánicos, también se obsequian entre los miembros de la familia y comunidad.

Esta tradición de hacer panes para las diferentes ocasiones es tan antigua en el mundo que cuando llegaron los españoles encontraron semejanza con las costumbres americanas, que se sincretizaron con las europeas. Lo que hoy observamos alrededor de esos panes especiales es producto de ese sincretismo que ha ido sufriendo transformaciones a lo largo del tiempo.

Las diversas figuras que se engloban bajo el término de t’anta no sólo son de pan sino de bizcocho. Se elaboran de harina de trigo, maíz y a veces de quinua, cebada o cañihua. Los bizcochos, generalmente de la zona sur del país, están cubiertos de miel, grageas, caramelos, chocolates, pasas, guindones, ajonjolíes y azúcar impalpable. Los panes dulces y salados salpicados de ajonjolíes o grageas son más comunes en el centro y norte. Presentan diferentes tamaños y formas. Las familias las hacen, encargan y compran en panaderías.

(*) La sitoplástica refiere a las diversas creaciones artísticas elaboradas como objetos alimenticios, en este caso con todo tipo de harina. Este tema de investigación fue motivado por el I Concurso Nacional de T’anta wawas que organizó y continúa organizando el Museo Nacional de la Cultura Peruana desde 1996 y que a partir de 1997 se ha ido concretando en algunos escritos y búsquedas bibliohemerográficas. Lo que hoy se presenta es un artículo que da algunos alcances generales de un trabajo mayor en proceso.


Ver el artículo completo en:

Ríos Acuña, Sirley. “Las expresiones sitoplásticas de Todos los Santos y Día de los difuntos.” Ñawinpukio, revista cultural, 2 (diciembre 1999), pp. 11-13.