martes, 10 de septiembre de 2013

Cancialina Laureano y su herencia patrimonial (*)


1. Cancialina Laureano. Archivo Pedro González. Fuente: http://suplementosolo4.blogspot.com.es/2013/04/cancialina-laureano-y-su-herencia.html



Por María Elena del Solar D.

Una de las fuentes primordiales para la comprensión de la transcendencia del tejido en el mundo prehispánico fue escrita por el etnohistoriador, de origen ucraniano John Murra, en 1962, quien, más allá de la virtuosidad técnica de los “cumbicamayoc”, destacó la importancia de la función cumplida por los textiles en todas las esferas de la sociedad inca.

Más adelante, diversas perspectivas en la aproximación al estudio de los tejidos andinos han producido notables avances en el conocimiento de las técnicas, de las funciones económicas, sociales, rituales e ideológicas, tanto como en sus cualidades estéticas y de representación iconográfica. Todas conducen al entendimiento de la alta complejidad técnica, así como simbólica, de los tejidos andinos.

Tramadas en el mismo telar de tradición andina, de varillas móviles y una  estructura extremadamente simple, las fajas del valle del Mantaro, llamadas “watraku” en lengua huanca, constituyen una hermosa muestra de la persistencia de una prenda antigua, que hombres y mujeres del campo continúan vistiendo cotidianamente. Aunque el modelo de faja que conocemos implica una combinación de probables diseños prehispánicos, coloniales y republicanos, la técnica de producción conserva la tradición del tejido en telar de cintura de origen prehispánico, recontextualizada en procesos modernos como son la extrema movilidad poblacional, y la migración y expansión de los mercados de la región.

La construcción de la memoria nos refiere a problemas no solamente de la tradición sino también de las diversas maneras de su transmisión. Por lo general, su confección está a cargo de las mujeres, con algunas pocas excepciones, y la transmisión de este conocimiento especializado se da en el espacio familiar, donde hoy encontramos a niñas de doce años expertas en su producción, que además contribuyen con su venta al ingreso familiar.

Lo interesante aquí es resaltar procesos internos, o desde adentro, asociados a la consolidación de una identidad local, donde se reconfiguran y recrean elementos que van a representar, de manera notable, al grupo.

Desde las últimas décadas, esta tradición rural del empleo de fajas de cintura, extrapolada a la esfera urbana, ha entrado en gran vigencia influyendo de manera notable en su consumo local, como parte imprescindible de la vestimenta que acompaña los eventos performativos de la identidad huanca, entre la multitud de jóvenes danzantes de Huaylarsh. Éstos compiten en importantes concursos desarrollados en los diversos distritos de Huancayo y Lima, en la temporada de carnavales.

Es decir, no es la estandarización de una prenda destinada a su comercialización como recuerdo de una visita al Perú, es más que eso, es su incorporación como parte de una vestimenta que identifica a quien la porta como miembro de un territorio particular y de una comunidad étnica.

Conocí poco a doña Cancialina Laureano —magnífica tejedora de fajas— en el ámbito de la Asociación “Kamaq Maki”, extraordinario proyecto que logró rescatar y revitalizar muchas de las líneas artesanales más representativas del valle del Mantaro, allá por la década de los 80, gracias al tesón y entrega de doña Francisca Mayer y del equipo de artistas populares que la acompañaron sin desmayo. Las finas fajas tejidas por doña Cancialina lograron preservar la calidad de los diseños, en la justeza de las proporciones y la delicadeza de las tonalidades naturales, que destacaban el dibujo sobre el fondo listado.

Nadie como ella para mantener generosamente dispuestos los 840 hilos de la urdimbre —cuando el patrón actual alcanza escasamente los 440— distribuidos en los tres lisos que controlan los sectores de color. Otra excelencia de la diestra tejedora ha sido el mantenimiento y transmisión de este particular sistema de ideas, que configura una lógica matemática para escoger los pares de hilos y desarrollar los dibujos, desde la memoria, en las dos caras de las urdimbres complementarias.

Cancialina Laureano nunca recibió un homenaje oficial en vida, ella tejía recreando la cultura heredada de sus padres y estaba orgullosa de su tarea. Su aporte como portadora de la memoria del tejido tradicional huanca, recogido afortunadamente por su hija Blanca Huamán, abre perspectivas para incorporar este importante conocimiento especializado del tejido de fajas, de la zona sureña del valle, al gran panorama cultural e histórico del Mantaro y al mapa textil del país, reivindicando su valor patrimonial.


(*) Publicado originalmente en el suplemento cultural Solo 4  del diario Correo de Huancayo el 8 de abril de 2013.



Fuente:





lunes, 2 de septiembre de 2013

Ayacucho nació todo el arte. Entrevista a Jesús Urbano Rojas, maestro retablista ayacuchano (*)




Hay bastante nombre de Jesús Urbano

Yo me llamo Jesús Urbano Rojas, hay varios “Urbanos”, mi nieto, mi hijo, bisnieto, también otros sobrinos que están bautizándose con el nombre, que se les ha bautizado. Hay bastante nombre de Jesús Urbano, pero Rojas, el único que soy yo, que soy como 78 años de vida que llevo y ahora estoy recuperando de mi enfermedad que me agarró, derrame cerebral, pero Dios es grande, Señor Rasuhuillca, Señor Tayta Orqo, Apu Orqo, cerro poderoso, Dios Huamaní, estar diario con dios Huamaní. Yo pedía: ¡Señor Apu Orqo, así me vas a dejar! 



Eso lo traen en Ayacucho los españoles




Primer retablo aparece en Ayacucho, como todos ustedes saben aparece siglo XVI -XVII, eso lo traen en Ayacucho los españoles. Así es que el español empezaba a hacer la iglesia siglo XVI - XVII, más o menos ya van terminando la iglesias. Primero terminan la iglesia y después de terminar la iglesia empiezan los camarines, los púlpitos, los alabastros de madera, tallados en madera y hacían alabastros en plata, hacían maderas tallados. Primerito –bajo documental estoy hablando, no estoy mintiendo– empezaron a tallar en madera, después de tallar en madera finuras en los púlpitos de Ayacucho, después aprendieron a tallar en mármol, lo trajeron de España el mármol.

Y un momento a otro, como el cura exigía no deben adorar al cerro, no deben adorar a la Pachamama, no deben adorar donde se descansa la gente, lo prohíbe totalmente. El cura decía, si ustedes mienten se van al infierno, si es de verdad avisan, serán salvos. Y la gente ignorante, era gente que no sabía nada, todo en su confesión, todo lo que sentía, todo lo que sabía, todo lo que oía avisaba al cura. El cura especialmente muy orientado en quechua, sabía quechua para poder relacionarse con la gente y fácil era para el cura interpretar qué cosa hablan.


Hacía hervir el níspero

Primer retablo hacían en piedra de Huamanga, alto relieve, entre éstos los viajeros, los arrieros no podían llevar uno, dos, tres para hacer trueque en las faldas, ahí viven los ganaderos, ahora viven los ovejeros, porque la lana en altura crece, en el frío. Tenían pedidos para vaca, para ovejas, pedían. Como piedra de Huamanga pesaba duro, un peso fuerte, no podían llevar mucho.

Dicen que la señora, la abuela de don Joaquín López, lo sacó eso pero ahí viene todavía otros artistas, vienen varios descendientes retablistas más antiguos y esos aquella fecha trabajaban en níspero. Ese artista inventó como chancaca, hacía hervir el níspero, la pulpa, cuando ponía en la cuchara al fondo ya no se movía, ahí está como estaca en su punto y el maestro ya sabía en qué punto está, ya está el color y todo, después lo sacan haciendo hervir en un hoyito con huequito, ahí echaban agua, la olla caliente, tanto hervir, esa olla lo ponía al barrito para que la olla no se raje o se queme el níspero. Así con eso la señora hacía amasamiento, llegaron al punto, llegaron a su plasticidad de níspero. Ahora están haciendo con harina de trigo, yo no miento, todos trabajan harina trigo, a la vista, el color.

Así planos hacían San Marcos, una piedra plana, pero alto relieve, figuritas que tenían y la pasta preparada con mucho cuidado lo sacaron, todas las figuritas, todas las figuras que contenía cajón de San Marcos.

Hay los santos San Marcos, San Antonio, San Lucas, Santa Inés. Ese protege los animales, Watasa Santun. Primera parte contiene el hacendado, el gamonal, donde está pidiendo cuenta, Cuando toma el dueño la sangre de toro en el cañazo, entre eso se mezcla.


Los santos deben estar arriba porque son santos





Hay los santos: San Marcos, San Antonio, San Lucas, San Juan, Santa Inés, ese protegen los animales, Watasa Santun, como el padrillo de las borregas, hay un padrillo que dicen patrón de las ovejas, eso no se puede matar, tienen que cuidar ese padrillo, ponerle su adorno, en chinchipuy cortar las orejas y así empezaron a hacerlo este San Marcos.

Ya cada uno dividido, San Marcos, San Lucas, todos los cinco santos patrones. Ellos imaginaron: porque los santos debe estar arriba porque son santos, hanan pacha la parte arriba; la parte abajo imaginaron ellos y acá va a ser el gamonal en la chacra, hacendado lo pusieron ahí con todas sus figuras, ahí está su mujer, está zorrino, colocando, separando los animales del ganado. Abajo está kay pacha, está el hacendado con sus animales mágicos. Mágicos, es que todo en el mundo sabemos que mágico porque están plasmados los animalitos pequeños, la vizcacha, la perdiz, el zorrino, zorro y están pegados en el cerro, están más pegados al cerro, en el monte del cerro más viven esos animales, por eso dicen que es mágico, retablo mágico por esos animalitos que existen.

Como era ya pintadito, sombreado ya salió más vistoso, ya no blanco nomás, sino todo color a los animales, a San Antonio su vestido, San Marcos su vestido en color vivo y eso dieron más los ganaderos. Hacían pedido a los arrieros los ganaderos, en sus jato, en su posada hacían juntar. Ellos ponían en el toqo, se llama, ahí bien envuelto con franelas, bien adornado en ese hueco lo ponían.

Maska musaq llamkayta, llamkayta maska musaq
Kaypawan mikusan
Kaypawan pachakusan


Vas jugando sin hacer pegar a la mano y a la mesa

Vas mezclando yeso, más yeso, vas jugando sin hacer pegar a la mano y a la mesa, así vas siguiendo ya, así con la planta de la mano empieza a hacer un tronquito, también sin hacer tocar a la mano, ni a la mesa y un poquito yeso y con eso va madurando y madurando. Después ya llega a su plasticidad para eliminar, para aumentar el yeso. Amasando duro, para eso hay que calcular, sólo hay que calcular en su plasticidad, con el calor de la mano se seca, después pedazo en pedazo qué cosa vas a sacar, una figurita, dices después una figurita, con la mano nomás haces un trocito y lo pones al molde. Eso sí, del molde hay que tener cuidado, nunca debe salir del molde sino te has pegado al molde, apenitas debe alcanzar al ras.

Con molde se dice cuestión religiosa, López Antay ha trabajado hasta su vejez sólo a molde, santos de las vacas, modelo religioso. Yo tengo una cantidad de moldes, de antiguos, de modernos.

Antes se pintaba, primero era achiote, después palillo, cochinilla, combinando se saca azul, rápido se saca con rojo, de las flores azules sale, medias moradas que hay, eso sale. Esas campanilla que hay…le coges eso, lo mueles en batancito bien molido con trapo ¡agarra!




He andado pago en pago, barrio en barrio, pueblo en pueblo

A mí me ha dado un pergamino el Instituto Nacional de Cultura cuando estaba en Ancash todavía, ahí me reconocieron, cuando hice un retablo costumbrista en Wari con las jaranas. Yo he sido viajero y he andado pago en pago, barrio en barrio, pueblo en pueblo, he andado durante ocho meses, nueve meses, estaba en el cerro. Así yo capté primera comida típica de cada pueblo, sus vestimentas de cada pueblo, sus instrumentos musicales de cada pueblo, el toque de waqrapuqu, el sonido cómo cambia.

Como ya en mi colegio, en mi escuela enseñaba, ya había muchos hábiles, y empezaron a trabajar, muchas veces empezaron a falsificar por negocio. Yo soy enemigo, si una persona hace sin sentido, ¿por qué está plasmando? Yo podía denunciar públicamente. Bueno, nacimiento pueden hacer, yo tengo nacimientos aquí.

Jesús Urbano Rojas es el primer retablo costumbrista. Fiesta de Cruz de mayo. Yo creo en el poder de este santo. La gente más chiquita contrasta. Así yo capté primera comida típica de cada pueblo, sus vestimentas de cada pueblo.


Gratis podría ser la escuela

No me descanso, estoy ahora sanándome de mi enfermedad. Nunca he sido envidioso, orgulloso, sólo he querido yo que alguien aprende por eso he hecho una escuela gratuita, con mi propia plata, cuando tenía plata, una escuela en Ayacucho. Ahora esa escuela vive al servicio de la comunidad. Ayacucho era cuna de los artesanos, Ayacucho nació todo el arte, ahí había todo. Cuando he ido a casi todo el mundo, regresé y ahora tengo plata, podía hacer una escuela gratuita, gratis podría ser la escuela y todos se rieron y todos me carajearon, todos me dijeron loco, “Urbano loco”, mi apodo era loco, pero mi capricho me llevó. No es cosa de otro mundo, cuando la persona se decide, me voy a hacer, mis decisiones se ha cumplido. Y así empecé en mi casa grande, allí funcionó siete especialidades. No me descanso, estoy ahora sanándome de mi enfermedad. Nunca he sido envidioso, orgulloso, sólo he querido yo que alguien aprende por eso he hecho una escuela gratuita, con mi propia plata, cuando tenía plata, una escuela en Ayacucho. Ahora esa escuela vive al servicio de la comunidad. Ayacucho era cuna de los artesanos, Ayacucho nació todo el arte, ahí había todo. Cuando he ido a casi todo el mundo, regresé y ahora tengo plata, podía hacer una escuela gratuita, gratis podría ser la escuela y todos se rieron y todos me carajearon, todos me dijeron loco, “Urbano loco”, mi apodo era loco, pero mi capricho me llevó. No es cosa de otro mundo, cuando la persona se decide, me voy a hacer, mis decisiones se ha cumplido. Y así empecé en mi casa grande, allí funcionó siete especialidades.





Genoveva Núñez 
Cada figura que se hace, hay que hacerlo con un significado pensando   

La cultura es algo que a los niños los abre más la inteligencia, tanto como a la gente mayor también le sirve de terapia. Una terapia es porque ahí se relajan y van creando maravillas de su propio talento que tienen guardado adentro, lo van sacando eso. Sea la belleza de adentro o lo que tiene algo de amargura y allí lo va plasmando y es una cultura y cada figura que se hace, hay que hacerlo con un significado pensando. Yo aprendí con mi marido cuando me casé. Si le ayudo un Después pedazo en pedazo vas a sacar una figurita.





Entrevista realizada por Rocío Corcuera y Lorena Best.

Fotografías de Rocío Corcuera y Harry Tarazona.



(*) Publicado originalmente en la página web Red Educación Arte e Interculturalidad (http://www.redeaiperu.org/blog/?cat=2) que no está disponible al día de hoy.




Abel Beriche, genio de los rostros de la Huaconada (*)





Por Manuel F. Perales Munguía


En los Andes prehispánicos, la máscara era uno de los elementos atávicos más importantes de muchas danzas, tal como ocurría con el antiguo “taqui” del “guacon” o “saynata”, en el cual sus ejecutantes portaban caretas cuyas facciones «eran del puro demonio», según el jesuita José de Acosta, como consta en su “Historia natural y moral de las Indias”, publicado en 1590.

Por otro lado, los hallazgos arqueológicos de máscaras de madera y cerámica respaldan lo dicho en las fuentes escritas coloniales, como ha indicado el investigador Sergio Barraza.

Hoy, este elemento sigue jugando un papel fundamental en el desarrollo de distintas danzas andinas, incluso como elemento que permite al danzante apropiarse de aquello que le resulta foráneo y extraño, para así dominarlo. Por esta razón, especialistas como Gisela Cánepa han señalado que la máscara andina posee un particular poder mediador y transformador, con el cual sus portadores expresan y ocultan algo a la vez.

En el valle del Mantaro, ésta mantiene gran vigencia como expresión de identidad, mediación y transformación, gracias a artistas populares que, muchas veces desde el anonimato, mantienen viva esta tradición milenaria.

Precisamente, uno de ellos, el maestro Abel Beriche Macha, heredero de un linaje de talladores eximios, se dedica desde niño a la confección de las máscaras empleadas en la danza de la Huaconada, declarada por la UNESCO como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad, en el 2010.

Don Abel, natural de Mito, vive en su sencilla casa de arquitectura tradicional cerca del paraje “La Huaycha”, donde encuentra la inspiración necesaria para tallar con sus manos mágicas, los magistrales rostros que, cada mes de enero, dan vida a los imponentes y admirados “huacones” en Mito y otras localidades vecinas. Su hijo, José Carlos, y sus hermanos también continúan con esta tradición y, gracias a ello, tenemos la seguridad que el arte de don Abel trascenderá los tiempos.

Como parte de las acciones de salvaguarda de nuestro patrimonio cultural, el pasado 19 de marzo, Día del Artesano Peruano, el Ministerio de Cultura otorgó a don Abel Beriche el reconocimiento como Personalidad Meritoria de la Cultura Peruana, máxima distinción en mérito a su arte y su persistencia tenaz en la conservación de una tradición cultural andina que, pese a la persecución, etnocidio y discriminación de la cual ha sido víctima, se alza vigorosa frente a la mal entendida modernidad.

Gracias a don Abel, tenemos hoy el privilegio de admirar las maravillosas máscaras que expresan aquellas facciones «del puro demonio» que siglos atrás impresionaran tanto a José de Acosta.


(*) Publicado originalmente en el suplemento cultural Solo 4 del diario Correo de Huancayo el 1 de abril de 2013.



Fuente: