sábado, 27 de abril de 2013

Tiempos de carnaval y vestidos de fiesta en los valles del Mantaro y Yanamarca (extracto)


1. Portada de la revista Artesanías de América,  Nº 68.


2. Presentación artística de un grupo de huaylarsh carnaval. Década de 1950. Huancayo, Junín. Archivo Sergio Quijada Jara.



3. Carnaval de Jauja. Década 1940-50. Jauja, Junín. Archivo Sergio Quijada Jara.


4. Carnaval de Jauja. Década de 1950. Jauja, Junín. Archivo Sergio Quijada Jara.



Por Sirley Ríos Acuña


Resumen

La fiesta actual de los carnavales en el Perú representa la conjunción de tradiciones ancestrales y de costumbres europeas, que definen su carácter profano y sagrado al mismo tiempo. Congrega una serie de eventos culturales que determinan una identidad local y regional pero con algunos patrones comunes.

Los carnavales de los valles del Mantaro y Yanamarca, ubicados en la región de Junín, presentan características peculiares en torno a los rituales agroganaderos que buscan propiciar la fertilidad de la tierra y del ganado. Estas celebraciones al mismo tiempo implican prácticas culturales como el baile, la música, el canto, el juego y el uso de vestidos tradicionales para la ocasión. Destacan entre estas manifestaciones el huaylarsh del valle del Mantaro, la priostada de Chongos y San Juan de Iscos, el carnaval de Jauja, el carnaval del valle de Yanamarca, el Tayta Mayo o cruz de Mayo, el señalacuy o marcación del ganado.


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El carnaval de Jauja
                                              
Se realiza en todos sus distritos. Es un baile elegante al igual que la vestimenta. La pareja de jaujinos baila alrededor del monte que es un árbol  frondoso vestido y decorado con frazadas, colchas, frutas, serpentinas y globos, según el poder económico de cada padrino y madrina.  En la plaza se muestra esa capacidad económica a través de los montes que compiten en abundancia de obsequios. Esta competencia da como resultado que a algunos montes se les llame monte castillo por la cantidad de ropas que se les cuelgan. La música proviene de la banda de músicos o la orquesta del centro.     

Los jalapato (jalar el pescuezo del pato aún vivo) también eran comunes en esta celebración pero se están dejando de lado.

En cuanto a la vestimenta de las mujeres se observa que llevan sus cachimiras (faldones o centros) generalmente negras, a veces de otro color, con cuatro o cinco cintas de terciopelo que les da brillo. Debajo de la cachimira se ponen blondas o fustanes en número de tres a cinco. También se cubren con un monillo (camisa) de pedrería, mostacillas y sedas o blondas finas. Hoy los monillos se han llenado con grecas de manera exagerada. Un elemento importante del vestido es la manta con cintas cosidas de terciopelo o seda con diseños florales. Actualmente se usa la tela piel de mono en vez del terciopelo o la seda. No falta el sombrero de paja fina de palma, traído desde Cajamarca, blanqueado y adornado con cinta negra. Como complemento van los zapatos blancos de tacones. El varón viste terno, poncho, sombrero a la pedrada y pañuelo.

El carnaval  del valle de Yanamarca

Según Juan De la Cruz Fierro (1982) la fiesta de los carnavales en el Valle de Yanamarca se desarrollaba durante cuatro semanas. Durante la primera semana los jóvenes y niños realizaban una serie de juegos  populares como el chuicas o juego de la pelota (extinguido). Este juego, propio de los varones, era practicado en pampas extensas y se asemejaba al juego que en tiempos prehispánicos era común entre los mexicanos. Para el juego se contaba con el chuicas o vara de la rama del quinwal, pacte, quiswar y de otras plantas, con el cual se golpeaba la bola o colulcha, hecha de las raíces de los mencionados árboles. A los jugadores se les conocía con el nombre de mama, ñaupaj churi, atoj willca y chalipacuj. La extinción de este juego se debió en parte a que las pampas se habían convertido en tierras de cultivo (6).

Otro juego realizado entre los jóvenes era el sinaulo ausay o juego con ortiga y que era propiamente practicado por los grupos de pastoras. Consistía en “chicotearse” (darse de latigazos) y frotarse la cara con la ortiga, cuyas hojas segregan un líquido irritante. También los pastorcitos jugaban al cortamonte al son de las tonadas del waqla (corneta de cuerno de res) y los cantos de carnaval (7).

En la segunda semana se homenajeaba a los compadres y se realizaba en Paca la fiesta de taita Paca con la participación de los diferentes barrios del valle; se iniciaban los cortamontes (jilucuchucuy) o tumbamontes (jilusajtay). Para conseguir y trasladar el monte, árbol de aliso o eucalipto de varios metros de altura, se realizaban una serie de costumbres, al son de la waqla. El jiluhuantuy o traslado del monte se realizaba con la participación de los vecinos del barrio a quienes el padrino o mayordomo proporcionaba caña, chicha, coca y cigarrillos. Luego de que el grupo era recibido alegremente por la población se preparaba la etapa del jilushalcuchi o levantar y plantar el árbol en el lugar señalado por el padrino, la cual se hacía con toda una técnica heredada de las generaciones pasadas. También este proceso se daba al son del waqla. Se vestía el monte o árbol de la abundancia con globos, serpentinas, sartas de panes y bizcochos, frutas y otros regalos. Inclusive colocaban la bandera nacional. Asimismo, durante el cortamonte se presentaba un conjunto de rituales y prácticas. Las parejas bailaban en ronda alrededor del árbol al son del carnaval jaujino y hacha en mano cortaban el tronco del árbol por turnos hasta tumbarlo. Al mismo tiempo se practicaban los juegos del rompe olla,  el  jala cinta y el pisa huevo (8). 

La tercera semana, de comadres, era como la de los compadres. Se distinguía porque se jugaba el tayanacuy  tirándose  frutas, manzanas, naranjas, limones, etc., que se desarrollaban en las pampas destinadas para tal efecto pero que han sido convertidas hoy en terrenos de cultivo (9).


Los vestidos de los carnavaleros del valle de Yanamarca

Para la fiesta del taita Paca, realizado en los tiempos de carnaval, las mujeres vestían sombrero blanco de paja y cinta negra de paño, lliclla o manta de paño, monillo de seda, fustán de tela blanca, medias negras o marrones y zapatos con taco mediano. Los varones llevaban sombrero de paño negro, marrón o plomo, camisa  y corbata, terno de casimir y zapatos negros o marrones.

Por lo general las mujeres de Yanamarca visten llicllas bordadas o pañal, monillos con pedrería, falda negra de bayeta de lana de oveja con basta amplia o multi-basta, en el interior falda ribeteada de tela Castilla o de bayeta. Anteriormente los varones llevaban pantalones de cordellate, botas, soga,  sombrero  blanco de  paja  macora, saco, abrigo o capote. Los sombreros de paja macora eran usados por la gente de mayores recursos económicos.


Citas:
(6) De la Cruz Fierro, 1982: 108-109.
(7) Idem: 110.
(8) Idem: 116-122.
(9) Idem: 122-123.


Ver el artículo completo en:
Ríos Acuña, Sirley. “Tiempos de carnaval y vestidos de fiesta en los  valles del Mantaro y Yanamarca.” Artesanías de América, 68 (2009), pp. 90-119.


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