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viernes, 8 de marzo de 2024

El nacimiento en el Perú (artículo)/ El naixement al Perú (article)


Retablo Nacimiento. César Urbano y familia. Ayacucho. 2015. Colección y foto: Sirley Ríos Acuña.


"El nacimiento en el Perú"

Por Sirley Ríos Acuña


La Iglesia católica estableció el 25 de diciembre como fecha del nacimiento de Jesús, haciéndola coincidir con dos festividades antiguas de los romanos, las Saturnales, en honor a Saturno, dios de la agricultura, y la Nativitas del Sol Invictus (nacimiento del sol invicto). Esta misma práctica de sustitución fue aplicada en los Andes peruanos tras la invasión española en el siglo XVI, con el fin de catequizar a los indígenas y cristianizar sus cultos ancestrales por considerarlos paganos. Con el transcurso del tiempo, se configuró una religiosidad popular, amalgamada de elementos cristianos y nativos que fueron resignificados para dar continuidad a las ceremonias rituales del calendario andino, asociadas a los solsticios y equinoccios, a la época seca y húmeda, a la vida y la muerte, a la noche y el día. 

La fiesta de la Navidad reemplazó bajo el ropaje católico la antigua celebración del Qhapaq Inti Raymi o fiesta al Señor Sol que los incas festejaban en el mes de diciembre, época del solsticio de verano y, por lo tanto, relacionada con la vida y abundancia de los campos de cultivo. Es evidente la relación que se hizo del Niño Jesús con el sol. 

En los Andes virreinales el tema navideño fue escenificado en las iglesias y plazas, representado en pinturas y esculturas y difundido con el uso del belén, también llamado pesebre, nacimiento, portal o misterio. Los primeros nacimientos fueron importados desde España y Europa y, después, se produjeron en el espacio americano. 

Las piezas en exposición del nacimiento peruano fueron adquiridas por el Museu Etnològic i de Cultures del Món durante la expedición a los Andes del Perú de 1963. August Panyella, Eudald Serra y Albert Folch visitaron las regiones más importantes de producción de arte popular y se interesaron en recolectar nacimientos de Ayacucho, Cusco y Áncash.



"El naixement al Perú"

Per Sirley Ríos Acuña


L’Església catòlica va establir el 25 de desembre com a data del naixement de Jesús, fentla coincidir amb dues festivitats antigues dels romans, les saturnals, en honor a Saturn, déu de l’agricultura, i la Nativitas del Sol Invictus (naixement del sol invicte). Aquesta mateixa pràctica de substitució va ser aplicada als Andes peruans després de la invasió espanyola al segle XVI, a fi de catequitzar els indígenes i cristianitzar els seus cultes ancestrals per considerar-los pagans. Amb el transcurs del temps, es va configurar una religiositat popular, amalgamada d’elements cristians i natius que van ser resignificats per donar continuïtat a les cerimònies rituals del calendari andí, associades als solsticis i equinoccis, a l’època seca i humida, a la vida i la mort, a la nit i el dia.

La festa de Nadal va reemplaçar, sota la capa catòlica, l’antiga celebració del Qhapaq Inti Raymi o festa al Senyor Sol, que els inques festejaven el mes de desembre, època del solstici d’estiu i, per tant, relacionada amb la vida i abundància dels camps de cultiu. És evident la relació que es va fer del nen Jesús amb el sol.

Als Andes virregnals el tema nadalenc va ser escenificat a les esglésies i places, representat en pintures i escultures i difós amb l’ús del pessebre, també anomenat naixement, portal o misteri. Els primers naixements van ser importats des d’Espanya i Europa i, després, es van produir a l’espai americà.

Les peces en exposició del naixement peruà van ser adquirides pel Museu Etnològic i de Cultures del Món durant l’expedició als Andes del Perú del 1963. August Panyella, Eudald Serra i Albert Folch van visitar les regions més importants de producció d’art popular i es van interessar a recollir naixements d’Ayacucho, Cusco i Ancash.


Llegir l'article completo a: 




miércoles, 8 de febrero de 2023

Adán y Eva en piedra de Huamanga

Adán y Eva. Talla en piedra de Huamanga. Fuente: Cultura y Pueblo, Año II, Nº 5, enero-marzo de 1965, Lima, p. 2.


 

martes, 7 de mayo de 2013

Julio Gálvez Ramos: Domador de piedras de Huamanga (*)






Por Elida Vega


Como muchos "maestros" ayacuchanos, don Julio nació con una inigualable habilidad artística entre sus manos. Prueba de ello, se refleja en la estrecha relación que desde pequeño mantiene con las piedras de Huamanga, cuya dureza se transforma en "docilidad" cuando decide tocarlas y tallar en ellas, como por arte de magia, inimaginables figuras y personajes.

Si hay alguien que puede distinguir y diferenciar "al ojo" la calidad entre los muchos tipos de piedra de Huamanga que existen, trabajarla con mucho esmero y con sumo cuidado, además de proyectar creatividad en cada uno de los diseños que esculpe, ese es el maestro Julio Gálvez Ramos, máximo representante del tallado en piedra en Santa Ana, barrio ayacuchano que no solo es cuna de tejedores sino también de talladores.

Llegar a Santa Ana, cuna de la artesanía ayacuchana, no es cosa difícil, sobre todo porque escasos minutos la separan de su capital, Huamanga. Precisamente, su cercanía a la ciudad fue lo que nos impulsó en la búsqueda de quien según comentaban las buenas lenguas, es el máximo representante del tallado en piedra en la ciudad de las 33 iglesias, Ayacucho, y vaya que no se equivocaron.






SU MADRE, SU IMPULSORA

Lo encontramos en pleno descanso, pero en una muestra de humildad y caballerosidad, no dudó en abrirnos las puertas de su taller para contarnos cómo comenzó su romance con tan "dura" pareja.

Lo primero que nos aclara es que empezó desde muy pequeño, a los seis años exactamente. Y fue otro gran maestro del tallado, don Silvestre Quispe, quien cultivó en él el arte del tallado en piedra, aunque fue su madre –nos aclara– quien terminó de inclinarlo por un oficio que le significó más de un rédito en su apego por el arte.

"Regresando del mercado mi mamá se encontró una piedra de Huamanga, me levantó en la mañana, me la dio y me dijo "oye, levántate y trabaja esta piedra, tanto que dices que sabes trabajar, pero no veo nada". La miré y con un cuchillo de cocina, que ella misma afilaba en su batán, empecé a trabajarla. Tallé a mi propia madre con ojos cuadraditos, lo vendí y me alcanzó para comprar dos panes", recuerda con mucha nostalgia al recordar en esa escena a su progenitora y a sus tres hermanos.





POR TODO EL MUNDO

Con varias décadas en el oficio y con una técnica que fue perfeccionando con el correr de los años, fue reconocido en el 2,000, como Gran Maestro de la Artesanía Peruana por sus más de 50 años como artesano.

Sus trabajos no solo se lucen en los principales museos de Francia y Japón, sino que han llegado a ser valorados hasta en 6,000 dólares. ¿Un exceso? Para nada, si consideramos que todo depende de los diseños (únicos y propios), de la calidad de la piedra y de la complejidad del trabajo, que influyen directamente en el tiempo de realización. Todo un reto para las manos de este artista que desde muy pequeño soñaba con ser reconocido por el romance que lo unió desde siempre a la piedra de Huamanga.





TODO UN EXPERTO

Según nos comenta don Julio, la piedra de Huamanga, aquella que trabaja a diario junto a algunos integrantes de su familia –pues su negocio es netamente familiar– es extraída de una cantera muy grande ubicada en el anexo de Chacolla, en el distrito de Chuschi, en la provincia de Cangallo, de donde sus proveedores guardan para él los mejores ejemplares que encuentran.

Como buen conocedor del material que trabaja desde hace varias décadas, ahora puede distinguir sin ninguna complicación entre la cristalina (que es muy escasa y la más cara de todas), la blanca, la porosa y la semiporosa, que se encuentran en diferentes colores como la verdusca, la negra, la ploma, la rosada o la chispeada, todas transformadas en verdaderas creaciones artísticas por sus manos casi divinas.

"El secreto está en extraer una piedra de buena calidad. Por ello, deben ser duras como el mármol, es el primer requisito. Hace algunos años empecé a desarrollar la técnica del policromado, aplicando además el óleo y el pan de oro, los resultados han sido muy buenos y esos trabajos han recorrido los principales museos de Europa y Asia", nos cuenta lleno de orgullo.




SU MEJOR HERENCIA

Después de ganar tantos concursos y de haber sido reconocido como Gran Maestro de la Artesanía Peruana, don Julio sabe que los Gálvez, su familia, es la última gran representante de la piedra de Huamanga. Por eso, lo que más le llena de felicidad es el hecho de que sus hijos hayan decidido seguir sus pasos. Toda una recompensa para quien se ha convertido en todo un referente cuando de este material y de este arte se habla.

Y lo mejor –nos dice– es que al igual como sucedió con él, los trabajos de sus herederos han sido reconocidos tanto en el país como en el exterior. Como en el caso de su hijo Carlos, en España, o como en el caso de su hijo mayor, Edgar, cuya labor también fue reconocida en más de una oportunidad por la Escuela Superior de Bellas Artes.

Eso, como él mismo afirma, es motivo suficiente para saber que no se equivocó cuando obedeció a su madre cuando apenas tenía seis años y optó por hacer de la piedra de Huamanga, una de sus más preciadas pasiones. Pasión que demuestra en cada uno de los trabajos que realiza.

Solo basta verlo coger el cincel y apuntalar la verdusca, la negra, la ploma, la rosada o la chispeada para saber que don Julio no se equivocó al seguir los mandatos de su madre porque se convirtió en el perfecto domador de las piedras de Huamanga, labor que realiza como todo un gran maestro...


(*) Publicado originalmente el 23 de abril de 2009.  



Fuente:




viernes, 3 de mayo de 2013

La talla de piedra de Huamanga


1. Portada del libro Breve historia  gráfica de la plástica andina. Dibujos I (2001).



Por Sirley Ríos Acuña


El tallado en piedra de Huamanga es una manifestación artística característica de Ayacucho. Esta piedra es un tipo de alabastro (sulfato de cal) extraída de canteras ubicadas en los distritos de Pomabamba, Chacolla, Canchacancha y Chuschi de la provincia de Cangallo (Luján; 1987: 36, 59). Adopta la denominación quechua de niño rumi (niño de piedra) en alusión a las esculturas religiosas de niños Jesús que proliferó en la época virreinal y por su fragilidad. También es conocida como berenguela y sustituye al mármol occidental.


Al parecer, antes de la época virreinal no existió la actividad de la talla de piedra de Huamanga sino que fue con los  artistas y artesanos ibéricos que se inició en Huamanga el tallado de este alabastro, entre fines del siglo XVI y comienzos del XVII (Luján; 1987: 38). En una “relación de la ciudad de Guamanga y sus términos” escrita  en  1586,  se encuentra referencias de la existencia de canteras de piedra de Huamanga pero no de su uso (Idem). Otra  información de 1626  del cronista Bernabé Cobo da cuenta de la manufactura de esculturas con dicha piedra: “En la diócesis de Guamanga hay un gran cerro lleno de vetas de finísimo alabastro blanco como la nieve, de que se labran imágenes en bulto pequeñas, muy curiosas y estimadas dondequiera que las llevan; y es tan blanda esta piedra, que remojada en agua la labran con un cuchillo” (Núñez; 1992: 174). Aparentemente fueron los imagineros de los retablos y altares de iglesias del siglo XVI los que dieron inicio a esta manifestación artística (Luján; 1987: 40).




3. Arcángel. Piedra de Huamanga tallada. Julio Gálvez Ramos. 2007. Ayacucho. Fotografía: Sirley Ríos Acuña. 2007.


4. Pastora. Piedra de Huamanga tallada. Julio Gálvez Ramos. 2009. Ayacucho. Fotografía: Sirley Ríos Acuña. 2009.


En la evolución artística del tallado en piedra de Huamanga se presentan tres etapas. La época virreinal o de apogeo en la que predomina la temática religiosa (nacimientos, calvarios, vírgenes, cristos, santos, Niño  Jesús, etc.). Las obras se cubren con un estofado de pan de oro y se emplea la técnica de la encáustica. También existieron en menor proporción obras profanas para decorar los salones.

En el siglo XIX se produce, para algunos investigadores, la etapa de la decadencia debido al cambio de la ruta terrestre Lima-Huamanga-Cusco que al mismo tiempo generó un cambio de clientela. Pero para otros estudiosos en este período se da el auge de las artes populares, se afirma en importancia una iconografía caracterizada por temas profanos y disminución del tamaño de las esculturas. Después de la Independencia proliferaron los motivos de escudos peruanos, soldados galantes, alegorías a la Patria  y  a  la  Libertad, indígenas portando la primera bandera creada por San Martín; aparecieron temas populares costumbristas de la sociedad ayacuchana como los músicos tocando  instrumentos musicales de la región, pastores, fruteros, floristas,  nacimientos y sobre todo se desarrolló el género del retrato. La encáustica  poco  a poco se fue abandonando para dejar  las  esculturas con  el  color natural de la piedra (Núñez; 1992: 177; Luján; 1987: 55-57).


5. Nacimiento. Piedra de Huamanga tallada. Julio Gálvez Ramos. Ayacucho. Fuente: http://jenny-educandoparalavida.blogspot.com.es/2011/05/la-piedra-de-huamanga-en-ayacucho.html


6. Nacimiento en el campo. Piedra de Huamanga tallada. Julio Gálvez Ramos. 1987. Ayacucho. Fuente: http://menschenrechte.org/peru_ausstellung/bilder02.htm


7. La ejecución de Túpac Amaru. Piedra de Huamanga tallada. Cirilo Gálvez Ramos. 1988. Ayacucho. Fuente: http://menschenrechte.org/peru_ausstellung/bilder02.htm


En las primeras décadas del siglo XX esta expresión artística va decayendo en producción y calidad debido a la progresiva desaparición de los arrieros y por  tanto por la reducción del mercado. Sin embargo, no llegó a extinguirse por la intervención de los artistas indigenistas, quienes al revalorarlo crearon un nuevo mercado en las ciudades. Los nuevos consumidores fueron los  intelectuales,  amantes del arte popular, coleccionistas y turistas. Desde 1960 con la afluencia de turistas y exportaciones  artesanales  la producción aumentó. Se continuaron desarrollando los temas costumbristas y religiosas. Nacen algunos artistas innovadores incluyendo en su trabajo temas históricos y regionales como el afamado maestro don Paulino Vera Sulca. Las obras se caracterizaron por ser de reducidas dimensiones y sin policromía (Núñez; 1992:180; Luján, 1987: 51).



8. Descendimiento. Piedra de Huamanga tallada. Benjamín Pizarro. Ayacucho. Fuente: http://artesaniaspizarro2.weebly.com/produccioacuten-artiacutestica.html


9. Corrida de toros. Piedra de Huamanga tallada. Benjamín Pizarro. Ayacucho. Fuente: http://artesaniaspizarro2.weebly.com/produccioacuten-artiacutestica.html


10. Músico y acompañante. Piedra de Huamanga tallada. Ayacucho. Fuente: http://artesaniayalhaj.blogspot.com.es/2010/09/artesanias-yalhaj.html


Actualmente la producción de talla de piedra de Huamanga continúa vigente con maestros que desarrollan obras con un estilo personal y rescatan la policromía de antaño, al mismo tiempo que se dedican a la línea utilitaria y decorativa por tener mayor salida en el mercado nacional e internacional. Los escultores representativos de este arte son: Julio y Cirilo Gálvez Ramos, Samuel Allca Pacotaipe, Sergio Pillaca Merlo, Elías Curi Chipana, Benjamín Pizarro, José Gálvez Quispe, entre otros.


Bibliografía     

Luján, Flor. Artesanía en piedra de Huamanga. Lima: Seminario de Historia Rural Andina – Universidad Nacional Mayor de San Marcos, 1987.

Núñez Rebaza, Lucy. “La piedra de Huamanga”. VV.AA. Artesanía peruana. Orígenes y evolución. Lima: Editorial Allpa, 1992, pp. 173-183.



11. Nacimiento. Piedra de Huamanga tallada. Ayacucho. Fuente: http://luna9-wwwcosasmias.blogspot.com.es/2011/06/artesania-en-piedra-de-huamanga.html




13. Nacimiento-huevo. Piedra de Huamanga tallada. Ayacucho. 2009. Fotografía: Sirley Ríos Acuña. 2013.



Fuente:

Zárate Cuadrado, Juan y Ríos Acuña, Sirley. Breve historia gráfica de la  plástica andina. Dibujos I. Lima: Seminario de Historia Rural Andina-Universidad Nacional Mayor de San Marcos, 2001.                    



martes, 14 de agosto de 2012

Exposición Arte de Ayacucho: celebración de la vida








Fotografías (de arriba-abajo):
1. Portada del folleto de exposición Arte de Ayacucho: celebración de la vida (julio-agosto, 2010) realizado en la Galería Germán Krüger Espantoso del Instituto Cultural Peruano Norteamericano (ICPNA) de Miraflores – Lima.
2. Retablo Fiesta de las Cruces de los Chuturunas. Pasta de papa policromada sobre madera. 41 x 41.5 x 12.4 cm. Jesús Urbano Rojas. 1952. Huanta, Ayacucho. Colección John Alfredo Davis Benavides. Fotografía: Archivo ICPNA-URP. 2010.
3. San Marcos. Piedra de Huamanga tallada y policromada. 21.5 x 15 x 4 cm. Anónimo. Siglo XIX. Ayacucho. Colección Vivian y Jaime Liébana. Fotografía: Archivo ICPNA-URP. 2010.
4. Toro conopa. Cerámica modelada y engobada. 42 x 32.5 x 15 cm. Dionisio Lope. 1970. Quinua, Ayacucho. Colección John Alfredo Davis Benavides. Fotografía: Archivo ICPNA-URP. 2010.
5. Cuerno para tomar agua o vino. Cuerno burilado y plata. 28 x 7cm. diámetro. Anónimo. Siglo XIX. Ayacucho. Colección Vivian y Jaime Liébana. Fotografía: Archivo ICPNA-URP. 2010.
6. Músico arpista. Cerámica modelada y pintada. Gedión Fernández Nolasco. Quinua, Ayacucho. Fotografía: Archivo ICPNA-URP. 2010. Fuente:
http://www.agendameperu.com/2010/07/28/arte-de-ayacucho-celebracion-de-la-vida/
7. Portada del libro catálogo Arte de Ayacucho: celebración de la vida (2010). Fuente: http://retabloayacuchano.blogspot.com.es/2010/12/arte-de-ayacucho-celebracion-de-vida.html


Por Rosaura Andazabal Cayllahua


La historiografía contemporánea señala que el departamento de Ayacucho evidenciaría una de "las ocupaciones humanas más remotas del Perú", por la presencia de "huellas de combustión" y la talla de herramientas líricas y en huesos de animales, con una datación cronológica de 14,000 años a.C. para el Complejo Ayacucho, seguido de los yacimientos de Pacaicasa y Pikimachay. En dichas alturas del valle de Huamanga, también se habrían asentado en alrededor de 6,000 años a.C., "una primera tradición de pintores prehispánicos" que han dejado muestras de pintura rupestre con escenas sencillas de caza en las cuevas de Ayamachay y Jaywamachay.

De este modo se habría iniciado el derrotero histórico del Arte de Ayacucho, a la que proseguiría una fase elemental de alfarería propia de expansión agrícola desarrollada por- la Cultura Warpa, antecedente del gran Imperio Wari (siglos VII y XII d.n.e) de gran esplendor artístico reflejado tanto en la cerámica, como en los finos tejidos de algodón, asociados a la cultura Nasca y a "la hegemonía religiosa y estilística de Tiahuanaco". Luego seguiría el declive misterioso de los Wari marcado por el dominio territorial de los Chancas (Andahuaylas) hacia el siglo XIII, los que a su vez tuvieron que ceder- paso al Imperio Inca (siglo XV).

El establecimiento colonial se oficializa con la fundación de la villa San Juan de la Frontera de Huamanga, el 29 de enero de 1539; y con ella se produce la imposición-resistencia manifiesta en todos los aspectos –socioeconómicos, políticos, religiosos, lingüísticos y artísticos- de la vida cotidiana huamanguina. De este modo, los artistas de Huamanga produjeron de espaldas a la cultura oficial, objetos rituales Alas, conopas, etc. para su culto religioso politeísta asociados a la fertilidad de la tierra y a la reproducción de camélidos; a la vez que se especializaban en la representación de iconografía religiosa de la Iglesia Católica y composiciones alegóricas de personajes y costumbres europeas, reflejado principalmente en la talla del "Niño Rumi" o alabastro, pero también en representaciones en plata.

La coexistencia de dichas expresiones artísticas prehispánicas y coloniales, se ve nutrida de nuevos símbolos durante las guerras por la Independencia (siglo XIX), con una producción destinada a satisfacer el gusto de una emergente "burguesía criolla e ilustrada", pero también para una "clientela rural y campesina".

Durante el siglo XIX y XX -aunado a la pervivencia de íconos prehispánicos, coloniales e independentistas- la vida cotidiana de profunda fe religiosa sincrética, aunada a las crisis sociopolíticas coyunturales trasuntadas en La guerra con Chile (1879), la Reforma Agraria (1969-1974), la violencia desatada por Sendero Luminoso (1980-1992) y enfrentada por las fuerzas armadas, figuran como referentes principales en las obras de los maestros del Arte ayacuchano en obras de disímiles soportes materiales que, pueden observarse en los mates burilados de Huanta y periferias; en la cerámica de Quinua y Santa Ana; en los retablos de Carmen Alto, Allcamenca y Vinchos; en las tablas y kallapas de Sarhua; en las cruces de madera, alabastro y hojalata, cuyo culto principal se halla vinculada al Apu Rasuwillka; en los textiles y tapices de Santa Ana, Allccamenca, Sarhua y Huamanga; en los cuernos burilados y/o tallados con escenas de personajes míticos de la selva ayacuchana, como también de la flora y fauna de las alturas de Huanta. En la misma línea figuran la talabartería y platería de Conchopata y Huamanga que, junto al trabajo de cerería en tamaño natural y/o en miniatura, engloban a prolíficas obras de las disímiles disciplinas del Arte Ayacuchano. Razones fundamentales que habrían sido tomadas en cuenta por el Instituto Nacional de Cultura del Perú en 1990, al conferirle al departamento de Ayacucho el título de Capital del Arte Popular y de la Artesanía del Perú.

En la actualidad, el artista ayacuchano se yergue tras las huellas del dolor vivido en las dos últimas décadas del siglo XX, celebrando la continuidad de la vida, con propuestas innovadoras -tanto en los materiales empleados como en una temática diversa- que no necesariamente lo aleja de su esencia tradicional.

En este sentido, la presente exposición detalla una línea histórica que recorre a grandes rasgos el surgimiento, permanencia y/o desaparición de las diversas manifestaciones del Arte de Ayacucho desde las primeras ocupaciones humanas hasta nuestros días. Donde el ejemplo prehispánico lo constituyen un ceramio y dos fragmentos textiles Wari; lo colonial se visualiza en un esquema comparativo de obras que denotan el mestizaje peruano/hispano; para finalmente presentar in situ el corpus general de piezas que transitan entre el siglo XIX y XXI.


Fuente:


viernes, 27 de julio de 2012

El imaginario de Huamanga en Ruraq Maki (noticia)






Fotografías (de arriba-abajo): Archivo Ministerio de Cultura de Perú. 2012.



En la memoria de José Gálvez Quispe (56) se aglomeran en amable convivencia la fisonomía de búhos, elefantes, músicos, piezas de ajedrez, pastores, vírgenes, nacimientos navideños. Y todas, las ha cincelado primorosamente sobre pequeños bloques de la hermosa piedra de Huamanga. Y están en Rural Maki. Hecho a mano, en la sede central del Ministerio de Cultura.

Don José, nacido en Vinchos-Antapura, anexo de Huamanga, recuerda: “Aprendí mi arte a los 12 años, y desde entonces no lo he dejado”. Lo conoció gracias a su primo, Julio Gálvez, quien se pudiera decir que guió su impulso, su talento, y sus manos.

Cuenta don José que su primera talla fue un arpista e invirtió en su confección un mes. Siguió con ceniceros, aretes, llaveritos. “Allí empecé. Después ya me demoraba un día para hacerlos, me perfeccioné, ahora hago tres figuras en un día, salvo los nacimientos de una sola pieza, que es más difícil”, que ya le demandan más esfuerzo y más tiempo.

La artesanía en piedra de Huamanga es una antigua tradición en Ayacucho. Menos dura que el mármol, más dura que la arcilla, la piedra de Huamanga es una variedad de alabastro de origen volcánico. Blanca, y con tonalidades que pueden ir del gris al sepia. Aunque se le encuentra en todo el país, es en Ayacucho donde se le halla en abundancia. Y es allí donde se forjó una estirpe de artesanos que han convertido en arte el trabajo con esta piedra.

Son 45 años de arduo trabajo los de don José. Tanto así que dejó su pueblo natal para trasladarse a Pujaz, Vilcas, en donde hay una importante veta de piedra de Huamanga que le pertenece a la comunidad y es de mejor calidad.

¿Y cómo puede saber de su calidad? Le preguntamos. “Salta a la vista”, responde. La de él, naturalmente. “Cuando una piedra es menos porosa es más fuerte”. ¿Los tamaños? “Hay bloques pequeños y medianos”. ¿Sus herramientas? “No se necesita muchas: serrucho, escofina, formones, buriles, lija de madera o de agua para dar brillo, y un pulidor”. ¿Qué más? Hace un gesto de incredulidad. Entonces respondemos nosotros: talento, y amor por sus tradiciones.

Don José y sus figuras en piedra de Huamanga forman parte de la exposición Ruraq Maki, Hecho a mano, en la sala Nasca del Ministerio de Cultura. Hasta el próximo 29 de julio.

26 julio 2012