lunes, 3 de diciembre de 2012

Vestimenta e identidad en el Valle del Mantaro: la kutuncha (extracto)









Fotografías (de arriba-abajo):
1. Portada de la revista Artesanías de América,  Nº 63-64.
2. Anciana vestida con kotón en la calle Real de Huancayo. c. 1960. Archivo de Moisés Balbín Ordaya.
3. La señora Teodora Santana Guerra vestida de kutuncha. Lleva manta y faja.  Archivo de Moisés Balbín Ordaya.
4. Kutuncha del waylarsh agrario. Archivo de Moisés Balbín Ordaya.
5. Don Moisés Balbín y Teodora Santana vestidos para bailar el waylarsh de carnaval. Archivo de Moisés Balbín Ordaya. 1985-1990.
6. Teodora Santana mostrando orgullosa su kotón  para bailar el waylarsh de carnaval. Archivo de Moisés Balbín Ordaya.
7. Dos kutunchas mostrando otras prendas complementarias: faja, pañal de waylarsh carnaval, corazón bordado, manguillas bordadas, fustán o blonda y pollera bordada. Archivo de Moisés Balbín Ordaya.
8. Cotuncha. Acuarela. Colección Museo Nacional de la Cultura Peruana. Fuente: Castañeda León, Luisa. Vestido Tradicional del Perú. Tradicional Dress of Peru. Lima: Instituto Nacional de Cultura - Museo Nacional de la Cultura Peruana, 1981,  p. 128.



Por Sirley Ríos Acuña


LA KUTUNCHA

Algunas prendas de vestir tradicionales son consideradas como símbolos de identidad en muchas regiones. Tal es el caso entre los Wankas del Valle del Mantaro que tomaban como referencia  de distinción y orgullo a la kutuncha, mujer indígena vestida con el traje autóctono, el anaku, pero modificado, no en su esencia, llamado kotón. Como es sabido gracias a la mujer andina se ha mantenido vigente hasta nuestros días algunas de las prendas de origen indígena y por ella se ha continuado con las prácticas culturales y se ha transmitido  los conocimientos ancestrales.

KOTÓN

El término cotón refiere a la camisa que los campesinos europeos usaron en el siglo XVII. Según el lingüista Rodolfo Cerrón-Palomino el nombre es un arcaísmo castellano que significa algodón. Las referencias orales de los antiguos pobladores actuales descendientes de los wankas dicen que Francisco Pizarro encontró kutunchas, es decir, mujeres vestidas con una especie de cotón. En realidad estaban cubiertas por una especie de túnica negra prehispánica llamada anacu, cuya denominación andina fue reemplazada por el de cotón o kotón (escrita en quechua wanka), tal como los primeros europeos lo asociaron por el parecido a la prenda ibérica. De ello dan cuentan los escritos de los primeros cronistas.

En algunos casos el anacu también fue denominado capuz, en las zonas norteñas de la costa. Sin embargo, las mujeres de la zona de Huancabamba en Piura seguían llamándolo anacu, especie de túnica negra amplia, semejante a la cushma amazónica y que se ciñe a la cintura con una faja que curiosamente se denomina cushma. Asimismo, otra zona donde se usa el anacu para ocasiones festivas y sobre todo entre las mujeres más ancianas, es la sierra de Lima. En Tupe en la provincia de Yauyos se mantiene el anacu tejido  con lana de alpaca  y de color negro que lleva un ribete en rojo y negro, sujetado con tupus, a la manera ancestral. Como se veía la pierna se obligó a usar debajo del anacu “…un camisón negro con mangas largas, el cotón, confeccionado de tela “de Castilla” o bayetón, hecha de lana de oveja. “ (10) Sobre el anacu se ciñe con la faja wak´a, decorada con motivos en rojo claro y oscuro; se sujeta sobre el cotón interior con una faja gruesa marate. Se cubre la espalda con la katra o manta de uso diario de color negro decorada anchas listas horizontales en tono rojo. Calzan el shukuy de cuero sin curtir. (11)

También en Valle del Mantaro, la prenda andina, el anacu, se continuó usando conjuntamente con el cotón o camisón europeo, impuesto tempranamente por los españoles. Es así que debajo del amplio anacu de color negro o azul oscuro, sin mangas y hecha ya con bayeta, se comenzó a llevar el camisón occidental de bayeta oscura o blanco amarillento. Incluso los aukillos y awelas (abuelos y abuelas) manifestaban que el traje de las antiguas mujeres wankas era como una envoltura de bayeta cubierta con manta de lana de alpaca de un solo color o listado, prendida con el ticpe (tupu). Se ceñía el vestido con una faja. A manera de tocado llevaban una shucupa o pequeña manta atada con una cinta o faja negra tejida llamada wetsha (vincha). Se encontraban descalzas mientras que los hombres tenían sus ojotas de cuero o shucuy.

Es evidente que poco a poco la denominación occidental del camisón interior (cotón) de las mujeres se impuso y quedó el término anaco o, según el habla de los pobladores de la zona anaka,  relegado a otra prenda (especie de mandil) del cual no se precisa un origen definido y que es usada actualmente en la vestimenta femenina de la chonguinada (baile). Como apreciamos, la transformación de la vestimenta indígena es compleja puesto que se han dado una serie de apropiaciones, sustituciones y superposiciones con los elementos occidentales.

Según las evidencias examinadas podemos considerar el kotón wanka contemporáneo como un vestido mestizo que mantiene lo andino en la forma estructural de túnica sin mangas (12) que  cubre el cuerpo de la mujer de los hombros a las piernas y en el color negro tal cual los españoles vieron al  llegar al Valle del Mantaro. Mas no es andino en el tipo de  material ni en la técnica del tejido, además se le ha cosido la abertura que en sí poseía en su origen. (13)

Pasado el tiempo la indumentaria wanka se fue transformando y se difundió el característico kotón negro, especie de túnica de bayeta de cuatro varas, sin mangas o mangas muy cortas y cuello V en ambos lados, cosido con una costura doble (“naríz de chancho”). Se confeccionó con lana de oveja, alpaca y llama. Testimonios orales refieren que antes de la Guerra con Chile (1879), para la costura del kotón se usó la fibra de maguey. Posteriormente la tela se teñía con anilina, proceso que duraba ocho días pues se maceraba los ingredientes con orines podridos y hollín o llipta (mezcla de ceniza vegetal y cal triturada) para así obtener un color más negro.

Se completó esta pieza  con la usual faja de merino bicolor, el corazón bordado, unas manguillas de bayeta negra, ribeteadas y bordadas, así como con la pullukata o lliclla chica de diversos colores utilizado para fiestas y ferias. A veces sobre esta manta iba otra de nombre shawakata (sin teñir), doblada y atada hacia atrás, formando su quipe (bulto, carga). El sombrero era de fieltro artesanal o paño de fibra de camélido (vicuña, alpaca y llama) y lana de oveja o carnero, puro o mezclados. (14) Los colores obtenidos variaban entre el ocre claro, marrón, gris, blanco y negro.

El clima frío obligó a usar hasta tres kotones. Por gracia femenina se levantaba hacia delante el kotón exterior formando un bolsón en donde podía guardar los ovillos de hilos, la coca y el fiambre.

Luego, el kotón sufrió una variación y se hizo de paño y se agregó un faldón interior colorido con ribete, el cual fue bien acogido. Apareció la reboza de paño de Castilla importada, codiciada por ser fina y elegante. Continuó usándose una especie de mandil llamado anaco, que no era la prenda prehispánica.

Finalmente, el kotón cedió el paso a la falda negra de bayeta plisada sin cintura, al monillo, los fustanes, la lliclla de Castilla, el sombrero de paja blanqueada adornada con “cinta de agua” negra y a los botines de cuero de becerro.

El kotón se mantiene vigente como parte de la indumentaria coreográfica de las danzas y bailes tradicionales de la zona: la chonguinada, la tunantada, el waylarsh agrario y de carnaval, y la llamichada.

En la actualidad, el uso del kotón está volviendo a cobrar importancia  entre los grupos folclóricos del valle del Mantaro ya que su presencia dentro de la vestimenta de baile y danza estaba decayendo para privilegiar los suntuosos bordados de las polleras.


Nota:
(10) CASTAÑEDA, 1981: 118.
(11) IDEM.
(12) Dentro de la concepción de la vestimenta andina no se encontraba la idea del uso de mangas y más bien se da una adecuación y apropiación de elementos occidentales que indican su uso como sucedió con el kotón wanka y su complemento las falsas mangas, manguillas bordadas o mankitash en habla wanka.
(13) Las prendas andinas por lo general requieren de poca construcción ya que la mayor parte del trabajo está en el tejido que está diseñado para ser completo y no para ser cortado y cosido (Blenda Femenías).
(14) VILLEGAS, 2001: 129.


Ver el artículo completo en:

Ríos Acuña, Sirley. “Vestimenta e identidad en el Valle del Mantaro: la kutuncha.” Artesanías de América, 63-64 (julio 2007), pp. 213- 240.



1 comentario:

  1. Muy interesante detalle de la vestimenta femenil que debería ser más difundida en todos los medios.
    Felicitaciones!!!

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