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miércoles, 6 de agosto de 2014

Exposición virtual T’anta wawas: Manjar de los vivos y los muertos



T’anta wawas. 2009. XIII Concurso Nacional de T’anta wawas organizado por el Museo Nacional de la Cultura Peruana. Fotografía: Sirley Ríos Acuña. 1 de noviembre de 2009. 


T’anta wawa. Andrés Santé. Huancavelica. 2000. Fotografía: Cornelio Aguayo Pacheco. 2000. Archivo SRA.


T’anta wawa. Junín. 2009. XIII Concurso Nacional de T’anta wawas organizado por el Museo Nacional de la Cultura Peruana. Fotografía: Sirley Ríos Acuña. 1 de noviembre de 2009.


Caballo. Andrés Santé. Huancavelica. 2000. Fotografía: Cornelio Aguayo Pacheco. 2000. Archivo SRA. 



Ver la exposición completa en el siguiente enlace:




sábado, 18 de mayo de 2013

La panadería tradicional del Perú y sus expresiones plásticas (extracto)


1. Portada de la revista Artesanías de América,  Nº 69.


Por Sirley Ríos Acuña


Resumen

El artículo presenta una breve historia de la panadería tradicional en el Perú destacando en el siglo XX las variantes regionales de pan según sus denominaciones, tamaños, formas, sabores, consistencias y significados van de acuerdo con los gustos y costumbres de la clientela local.

Se explica sobre las expresiones plásticas vinculadas a la producción panadera según su carácter duradero y efímero. Como expresiones duraderas se consignan las bateas de madera de formas alargadas y circulares. En la plástica efímera se encuentran los diversos tipos de pan con formas heredadas y otras creadas, que reciben diferentes denominaciones. De este grupo resaltan por sus formas artísticas y escultóricas las famosas t´anta wawas, que adquieren un significado vital dentro y fuera del contexto de las festividades y son consideradas objetos mágico-religiosos y de propiciación.

Se trata de valorar una tradición plástica vigente hasta nuestros días y que todavía no ha merecido un estudio profundo.

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2. Ofrenda a los difuntos. Ayacucho. XIII Concurso Nacional de T’anta wawas organizado por el Museo Nacional de la Cultura Peruana. Fotografía: Sirley Ríos Acuña. 2009.

Se distinguen importantes zonas de producción ubicadas en las regiones con larga tradición panadera. Hacia la zona norte del Perú tenemos Cajamarca y Ancash; en la sierra central Lima, Junín y Pasco; en el centro-sur Ayacucho y Huancavelica; al sur Apurímac, Cusco y Arequipa. En la costa norte destacan Piura y La Libertad. Entre las regiones amazónicas son consideradas San Martín y Amazonas.

El investigador Andrés Ugaz Cruz registró en su libro Panes del Perú (2007), ciento veite tipos de panes de doce regiones del Perú que recorrió en tres años y rescató cincuenta y cinco recetas, además de historias y costumbres entorno al pan.


3. Batea para amasar. Madera tallada. Sihuas, Ancash. Colección particular. Fotografía: Cornelio Aguayo. 2000.

4. Panes de mesa con forma de trenza. Huaytará, Huancavelica. Andrés Santé. Fotografía: Cornelio Aguayo. 2000.


Varios tipos de pan se repiten en distintas regiones y algunos tienen la misma denominación pero presentan otras formas e ingredientes. Sería largo enumerar la variedad regional de panes, sólo destacaremos algunos ejemplos. En Piura son comunes las cachangas, las tortas regaladas, los angelitos o panes en miniatura y el pan royal de Ayabaca. Cajamarca tiene la torta de manteca, la turquita, la semita, el pan de agua, el mollete dulce y el bollo. De la región de Ancash sobresale en Sihuas el pan semita, el pan de agua o pan común, la torta, el pan francés, la rosquita, el bizcocho o pan dulce, las basitas, la cachanga, el bollito, las wawas y guanacos; de Corongo resaltan las tortas, el jatutanta o pan de mercado, las bambasas, las semitas dulces y saladas, las wawas, los panecillos de maíz y los bizcochos; en Caraz la cachanga, la semita, el integral, el bizcocho, el mishti y el mollete; en el Callejón de Conchucos se consume el pan de frijol canario o cushcutanta; se elabora el pan de papa de tamaño grande que se comparte entre los familiares. En Lima los panes tradicionales son el carioca, pan de yema y de anís, el tolete, el chancay, el cachito, el francés y la ayuya; el ciabatta o chapata es de introducción actual.

Junín, una de las ciudades de larga tradición panadera, ofrece el pan de Chongos, el mishti, el pan de maíz o jala tanta, la huahui tanta, el ulpay, el pan de anís, el pan de cebada y de miga, el pan de agua, el lulo tanta, el tanta Huanca o pan de Orcotuna, el pan español, el pan labrado, el pan de cerveza, el pan de manteca, las rositas y las sonrisas de la Oroya, el pan carioca, las trompadas de Tarma, los bollos, molletes y tantachos. En Pasco se distingue el pan mishti o mistibollo, el pan charqui, el pan de Chacayán y entre los que van desapareciendo el caporal, la rapracha, las rosas, el pan pata de burro, la mariposa, la torta y la sarna. En Huánuco el pan de maíz, el pan de agua, el mishti shongo y el chalaco son los más degustados.

5. T’anta wawa. Huancavelica. 1996. Dibujo a tinta: Sirley Ríos Acuña. 

6. Bizcocho en forma de caballo. Puno. c. 1996-1998. Dibujo a tinta: Sirley Ríos Acuña.

7. Careta de t’anta caballo. Yeso moldeado y policromado. Cusco. Colección Museo Nacional de la Cultura Peruana–Ministerio de Cultura de Perú. Fotografía: Sirley Ríos Acuña. 2009.

Ayacucho sobresale con su típico pan chapla, además de producir el chimango o misti, el pan común, el chaquiche, el puspu, la jallulla, el Huancayo, el de yuca, el francés, la wawa, la lata canca, las tortas, semitas y otros. Huancavelica tiene bollos de calabaza, panes de trigo y de achita o kiwicha, wawas y caballos, el  pan común o bollo de Huaytará, el pan de mesa o de figuras conformado por los cachitos, los cariocas, las hogazas, las manos, las trenzas, los rondines, las corbatas, el torito, la mariposa, la tortuga, las roscas y otras variedades.

La ciudad de Abancay de la región de Apurímac consume en grandes cantidades el taparaco y el pan serrano. En Cusco es muy solicitado el pan chuta de Oropesa, el pan de Huaro y el pan de rejilla. En Arequipa se elabora el pan de tres cachetes o de tres puntas, el pan de labranza, el pan de manteca y de agua, los bollos y mestizas, las t’anta wawas, las marraquetas, el pan Carpio y el pan de Ripacha. En Arequipa y Moquegua son degustados el pan de Omate y las estrellas de Torata. En Puno es común el pan de Pomata o rosca pomateña.
  
8. T’anta wawas de Junín. XIII Concurso Nacional de T’anta wawas organizado por el Museo Nacional de la Cultura Peruana. Fotografía: Sirley Ríos Acuña. 2009.

La región de Ica elabora unos panecillos diminutos llamados paciencias. La panadería de la amazonía es singular por el empleo de ingredientes locales como la harina de yuca y plátano, destacando los bollitos de Rodríguez de Mendoza en la región de Amazonas y en Chachapoyas se degusta el pan denominado puchco tortilla.

A pesar de la diversidad de panes existentes siempre sobresale un tipo de pan que identifica a cada región y ciudad. El pan chuta de Oropesa en Cusco, la chapla de Huamanga en Ayacucho, el taparaco de Abancay en Apurímac, el pan de tres puntas de Arequipa, el pan de Chongos en Junín, el pan de Chacayán en Pasco y otros más, son símbolos de identidad cultural.

Hoy las famosas cachangas del norte, preparadas sin horno ni levadura y que en Junín se conocen con el nombre de tantacho (Silva: 15) o el pan dulce lata canca de Ayacucho, pueden ser un claro testimonio de continuidad de las tantas prehispánicas que se cocinaban sin horno sobre las brasas candentes. Esta costumbre se reproducía incluso en algunas familias de Corongo, provincia de Ancash, que hacían sus panes y cachangas en el tiesto que servía para tostar el maíz o la cancha. Las cachangas de Piura tienen trozos de chicharrón (carne de cerdo frita) y son  como tortillas de harina de maíz, yuca y trigo, tan comunes en los pueblos serranos (Hocquenghem y Monzón, 1995). Estas tortillas son panes caseros.
 
9. Damasino Uldarico Ancco Condo. Valle del Colca, Arequipa. Ganador del segundo puesto del XIII Concurso Nacional de T’anta wawas organizado por el Museo Nacional de la Cultura Peruana. Fotografía: Sirley Ríos Acuña. 2009.

El pan es importante porque no sólo cumple funciones de nutrición, sino que tiene muchas funciones sociales. Por ejemplo los panes son usados como elementos sagrados en las ofrendas a los difuntos, en los ritos del ciclo agrario y ganadero, en el establecimiento de las relaciones de amistad y compadrazgo, entre otros contextos festivos y ceremoniales.

En Huaytará (Huancavelica) algunos panes especiales o bizcochos adornan los árboles de las yunzas o cortamontes durante los carnavales, en los meses de febrero y marzo. Incluso los panes de mesa o de figuras sirven de adorno a los cargadores de las cruces y a las mismas cruces del 3 de mayo. Se presentan dentro de la wallja que es un collar de panes y frutas. 

Los panes de Arequipa con forma de corazón sirven para ofrecer a los mayordomos de las fiestas patronales y para obsequiarlos a los varones. Los panes que representan cuculíes o palomas son regalados a las mujeres. En las fiestas del Corpus Christie y San Isidro el labrador del valle del Colca aparece de manera simbólica una yunta en donde los bueyes llevan sobre la frente unos panes triangulares especialmente elaborados para la ocasión.

10. Participante de Ayacucho del XIII Concurso Nacional de T’anta wawas organizado por el Museo Nacional de la Cultura Peruana. Fotografía: Sirley Ríos Acuña. 2009.


Durante la marcación del ganado o Santiago, en las comunidades campesinas de Junín, se preparan walljas o collares de la abundancia que contienen t’anta wawas pequeñas y panes con diversas formas. Estos collares se colocan a las pastoras y a sus familiares, quienes festejan a sus ganados, al ritmo de la tinya (tambor pequeño) y el waqra o waqla (corneta de cuernos de res).

Son características, en las celebraciones de Todos los Santos y Día de los Difuntos del 1 y 2 de noviembre, las t’anta wawas o los panes con formas de bebés y adultos, de animales y diversas representaciones elaboradas para la ocasión.

Queda demostrado que el Perú presenta múltiples variantes de pan regional que se ha ido desarrollando a lo largo de varios períodos históricos y aún subsistirá mientras tenga demanda entre la clientela local y foránea.



Ver el artículo completo en:

Ríos Acuña, Sirley. “La panadería tradicional del Perú y sus expresiones plásticas”. Artesanías de América,  69 (2009), pp. 125-148.




viernes, 30 de noviembre de 2012

Libro La cocina mágica Asháninca (2011)




Fotografías (de arriba-abajo):
1. Portada del libro editado por la Universidad San Martín de Porres. Fuente: http://www.elblogdelfondo.com/2011/11/la-cocina-magica-ashanica-de-pablo.html


La cocina mágica asháninca, de Pablo Macera y Enrique Casanto, presenta la riqueza incomparable de los hábitos de cocina de esa comunidad peruana. Realidad y leyenda que se junta y nos estremece con ilustraciones que muestran el imaginario de la zona de una manera magistral. Un libro fundamental para antropólogos, etnohistoriadores, investigadores de la gastronomía y público interesado en el legado cultural de comunidades étnicas muchas veces ignoradas.

Una aproximación a un espacio, una historia y una realidad habitualmente ignorados. Un aporte para entender mejor a los ashánincas y su riqueza cultural a partir de sus hábitos de cocina. La cocina (sus utensilios, sus productos; su forma de preparación y de consumo), constituye una forma de lucha cultural, una línea de resistencia frente a la presión de la modernidad.

La comida es un factor de solidaridad: “es el único artículo, aparte de la vivienda, que no se comercializa, sino que se distribuye y entrega libremente a los visitantes”. La alimentación está también vinculada a creencias religiosas. El libro considera por separado diversas actividades vinculadas al proceso alimentario: agricultura, pesca, recolección de insectos alimenticios, frutos y cacería.

Muy importantes son las narraciones que asocian cada producto alimenticio con tradiciones y leyendas rescatadas por el autor asháninca Enrique Casanto y que gracias a esta publicación, no sólo se difunden ampliamente, sino que se asegura que no se pierda como legado cultural de la nación.


Fuente:


martes, 2 de octubre de 2012

Los dulces y panes para los difuntos de Pomabamba


Fotografía:
1. Los pomabambinos preparan panes en diferentes figuras y dulces de higo y durazno para rendir homenaje a sus seres queridos que partieron de este mundo. RPP/ Lizzet Paz.


Por Yanet Reyes, RPP


El Día de los Difuntos se celebra en diferentes países. En esta fecha se ponen de manifiesto diferentes costumbres y formas particulares de recodar a aquellas personas que partieron de este mundo y hoy gozan de la gloria de nuestro Señor.

Las provincias ubicadas en la sierra de la región Áncash como Pomabamba, aún mantienen sus arraigadas tradiciones para conmemorar a quienes pasaron a mejor vida. Estas tienen que ver con la elaboración de sus platos favoritos, panes, dulces, bebidas, entre otros detalles que conocerá en los siguientes párrafos.

La preparación del pan y el dulce de higo y de durazno
En Pomabamba, llamada también “La Ciudad de los Cedros”, la población comienza a prepararse para esta fecha con varios días de anticipación, con la compra de harina de trigo y de maíz, para preparar los panes en diferentes formas como animales, muñecas, flores, entre otros objetos que hayan sido del agrado de los fallecidos.

Los pomabambinos acompañan los panes con dulces de higo y de durazno, los cuales colocan sobre una mesa cubierta con impecable mantel blanco en cada una de sus casas, en la noche del uno de noviembre a la espera de la llegada de sus seres queridos que partieron a la otra vida, quienes, aseguran, se deleitan con estos manjares.

El agua bendita
Ese mismo día en la mañana decenas de personas llevan recipientes con agua mezclado con sal para que sean bendecidos por el párroco durante la celebración eucarística, que se realiza en la iglesia matriz San Juan Bautista, denominada kaway misa o misa de los vivos.

Mientras tanto, el Cementerio General de Pomabamba Huampo Cruz se prepara para recibir a las familias de la misma ciudad y de los alrededores en esta fecha tan especial. Sus exteriores son abarrotados por comerciantes de flores y de comida, quienes ofrecen una variedad de platos típicos, como por ejemplo el picante de cuy infaltable hasta en esas ocasiones, acompañado de la chicha de jora.

El acompañamiento de un cantor
Los deudos rinden homenaje a sus difuntos colocando flores con agua bendita y hay quienes contratan los servicios de un cantor, que acompañado de un violín o sin él entona salmos dedicados al perdón de los pecados.

El profesor de música y artes plásticas del instituto pedagógico de Pomabamba y también cantor de la iglesia matriz, Jorge Álvarez Matos, señala que son 20 cantores quienes trabajan ese día en el camposanto.

“Algunos nos piden una canción pequeña y otros, un especial que dura más tiempo en español y en quechua”, refiere el docente, al mencionar que en ese momento los deudos comienzan a recordar con tristeza a sus seres queridos.

El banquete final en memoria de los muertos
Cuenta que luego de visitar el cementerio, las familias pomabambinas regresan a sus casas a comer los panes, dulces y hasta algunos potajes que prepararon para complacer a sus difuntos.

Quizá los que se fueron, o como dicen pasaron a mejor vida, ya no volverán a probar estos manjares, pero, seguramente, se sienten contentos porque, de alguna manera, permanecerán por siempre en el corazón de sus seres queridos.


Fuente:



Wawas campesinas de Carhuaz, Ancash


Fotografía: Marcela Olivas Weston. 2010.


Estas son las wawas que se cocinan en los hornos a leña del distrito de Acopampa, en Carhuaz, para la Fiesta de Todos Santos. Son de masa de pan y los adornos están hechos con masa teñida de la ceniza del horno, sencillas, simples y significativas (Marcela Olivas).



sábado, 25 de agosto de 2012

Implementos de una panadería tradicional










Fotografías (de arriba-abajo):
1 y 2 Portada y primera página del catálogo de exposición Implementos de una panadería tradicional (julio, 2000).
3, 4, 5, 6 y 7 Bateas para elaborar diferentes tipos de panes. Madera de eucalipto y aliso tallada. Sihuas, región Ancash. Colección Pablo Macera. Dibujos de Juan Zárate Cuadrado. 2000.


Fuente:

Ríos Acuña, Sirley y Ruíz, Álvaro. Implementos de una panadería tradicional (catálogo de exposición). Lima: Museo Nacional de la Cultura Peruana-Seminario de Historia Rural Andina/ Universidad Nacional Mayor de San Marcos, julio 2000, s/p.


Accede al catálogo en versión digital:



martes, 10 de julio de 2012

Las expresiones sitoplásticas de Todos los Santos y Día de los difuntos* (extracto)

















Fotografías (de arriba-abajo):
1. Portada de la revista Ñawinpukio, Nº 2. 2. Editorial de la revista Ñawinpukio, Nº 2. 3. Índice de la revista Ñawinpukio, Nº 2. 4. Primera página del artículo. 5. T’anta wawa. Huancavelica. 1996. Dibujo a tinta: Sirley Ríos Acuña (SRA.). 6. T’anta wawa. Andrés Santé. Huancavelica. 2000. Fotografía: Cornelio Aguayo Pacheco. Archivo SRA. 7. T’anta wawa. Pasco. 1998. 8. T’anta wawa. Ancash. Dibujo a tinta: SRA. 9. T’anta wawa. Apurímac. Dibujo a tinta: SRA. 10. Llamas. Pasco. 1998. 11. Jinete. Andrés Santé. Huancavelica. 2000. Fotografía: Cornelio Aguayo Pacheco. Archivo SRA. 12. Caballo. Puno. c. 1996-1998. Dibujo a tinta: SRA. 13. Paloma. Puno. c. 1996-1998. Archivo SRA. 14. Ardilla. Puno. c. 1996-1998. Archivo SRA. 15. Corazón. Arequipa. Dibujo a tinta: SRA. 16. Matrimonio. Pasco. 2005. Archivo SRA.



Por Sirley Ríos Acuña


Las celebraciones de Todos los Santos y Dia de los Difuntos, realizados el 1° y 2° de noviembre, genera una  serie de preparativos y ceremonias ritual-tradicionales que provienen de épocas prehispánicas unidas a una tradición cristiana católica impuesta por los españoles.

Se realizan en todos los pueblos y cada uno presenta su particular manera de festejarlo, evidenciando así la diversidad cultural existente en nuestro país.

Representan simbólicamente la vida y la muerte a la vez, ambos complementados. Todos los Santos es la celebración de estar vivos, en tanto que el Día de los difuntos es el homenaje de los vivos a los muertos. Se muestra una vez más un carácter dual, constante en la sociedad andina.

Precisamente para estas fechas las familias rurales y urbanas acostumbran preparar una variedad de comidas, dulces, panes especiales y bebidas preferidas en vida por el difunto, las cuales junto a otras cosas de especial simbolismo forman parte de las mesas, como ofrendas a las almas que vienen a disfrutar el banquete.

Aquellos panes especiales llamados t’anta wawas, t’anta achachis, t’anta caballo y una serie de nombres, que acaso sean una continuidad de los sancos prehispánicos, también se obsequian entre los miembros de la familia y comunidad.

Esta tradición de hacer panes para las diferentes ocasiones es tan antigua en el mundo que cuando llegaron los españoles encontraron semejanza con las costumbres americanas, que se sincretizaron con las europeas. Lo que hoy observamos alrededor de esos panes especiales es producto de ese sincretismo que ha ido sufriendo transformaciones a lo largo del tiempo.

Las diversas figuras que se engloban bajo el término de t’anta no sólo son de pan sino de bizcocho. Se elaboran de harina de trigo, maíz y a veces de quinua, cebada o cañihua. Los bizcochos, generalmente de la zona sur del país, están cubiertos de miel, grageas, caramelos, chocolates, pasas, guindones, ajonjolíes y azúcar impalpable. Los panes dulces y salados salpicados de ajonjolíes o grageas son más comunes en el centro y norte. Presentan diferentes tamaños y formas. Las familias las hacen, encargan y compran en panaderías.

(*) La sitoplástica refiere a las diversas creaciones artísticas elaboradas como objetos alimenticios, en este caso con todo tipo de harina. Este tema de investigación fue motivado por el I Concurso Nacional de T’anta wawas que organizó y continúa organizando el Museo Nacional de la Cultura Peruana desde 1996 y que a partir de 1997 se ha ido concretando en algunos escritos y búsquedas bibliohemerográficas. Lo que hoy se presenta es un artículo que da algunos alcances generales de un trabajo mayor en proceso.


Ver el artículo completo en:

Ríos Acuña, Sirley. “Las expresiones sitoplásticas de Todos los Santos y Día de los difuntos.” Ñawinpukio, revista cultural, 2 (diciembre 1999), pp. 11-13.


lunes, 11 de junio de 2012

La cosecha de papas en Acopampa, Carhuaz, Callejón de Huaylas (marzo, 2010)




Fotografías (de arriba - abajo): Marcela Olivas.


Por Marcela Olivas Weston


Por estas épocas comienza la cosecha de las papas en el Callejón de Huaylas, las chacras están verdes por la lluvias y todo anuncia que los frutos de la pachamama están listos.

En Acopamppa (Carhuaz), en la chacra de Gaby Antúnez ayer se celebró la primera cosecha de la rica papa yungay chata.

Niños y grandes  participaron buscando los frutos en la tierra, y luego en un horno se preparó la huatia, dirigidos por los especialistas de la familia, las ricas papas cocidas en el calor de la tierra salen calientitas para comerlas con el quesito fresco y con las salsas de ajíes con hierbas, acompañadas  de las porciones de chancho asado, y para entonarse el buen pisco de Biondi.

TODO UN BANQUETE

La señora Pilar Guimaray Córdova, mamá de Gaby asegura que antes, allá por 1950  cultivaban papas como la Acho, la Utcush, la Buen Cholo, la Choloque, la Coleto, la Pucamama, la Condorwarmi, la San Gregorio, la Iscupuru, la Chacuaparurun, la Pumapamakin...nombres que los maestros conservadores de semillas les daban a sus papitas nativas  por sus formas, colores, texturas y sabores.